domingo, 23 de febrero de 2014

La captura de El Chapo amenaza con un repunte de la violencia en cinco estados

Los años de la violencia del narcotráfico en México han dejado un aprendizaje. Las pugnas entre los carteles son una lucha por el territorio. Las bandas pelean palmo a palmo rutas para distribuir droga y el control de ciudades para vender droga. La captura de Joaquín El Chapo Guzmán de este sábado ha dejado vacante el trono de un poderoso cártel que tiene una importante presencia en cinco estados de México e influencia en otros más, además de zonas de trasiego de estupefacientes en el centro y sur de América. Y esa es la incógnita que surge después del golpe. "Hay un temor en los analistas del Gobierno que se desate la violencia", señala Gerardo Rodríguez, profesor de seguridad nacional y terrorismo. El docente asegura que "no habrá violencia inmediata" porque el Gobierno se ha incautado en los últimos días de ordenadores y teléfonos móviles con mucha información. "Los comandos de la segunda y tercera línea del cartel del Pacífico (Sinaloa) deben estarse cuidando al máximo en la clandestinidad", agrega. El cartel del Pacífico tiene presencia en los estados de Baja California, Sonora, Durango, Chihuahua y Sinaloa, todos ellos al norte de México, clave para el paso de drogas a Estados Unidos y que eran dominados por la organización de Guzmán y Zambada. Existe el temor de que organizaciones rivales disputen el control de estas entidades, lo que generaría un repunte en los homicidios como se ha visto en años pasados. La detención podría abrir una inmediata cacería sangrienta en busca de “castigar a traidores o chivatos”, señala Alejandro Hope, analista de seguridad pública en el Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO). El rol de Guzmán en las operaciones diarias del cártel había perdido peso frente al papel de El Mayo y Juan José Esparragoza, conocido como ‘El Azul’. La caída de Guzmán, dice Hope, podría mandar una señal para lugartenientes de la organización para independizarse y formar células y grupos nuevos. Rodríguez cree que habrá un proceso interesante de reestructura al interior de la organización. "Cayó quien estaba en la cúspide, el CEO, pero los dos principales operadores, el Mayo y el Azul, siguen ahí. Habrá que ver si hay una pugna entre ellos para ver quién se queda en su lugar. Quizá no se necesite un liderazgo único sino compartido", señala. Lo que más preocupa a las autoridades, sin embargo, es que otros cárteles lean la detención como una señal de debilidad del cártel de Sinaloa. Esto podría desestabilizar ciudades como Ciudad Juárez, en Chihuahua o Tijuana, en Baja California. Ambas son ciudades fronterizas que viven una relativa paz por varios motivos, uno de ellos es que el cartel de Sinaloa, también conocido como cartel del Pacífico, tenía una presencia hegemónica allí. “La ausencia de esa hegemonía puede ser motivo de disputa por otras organizaciones como los Zetas o lo que queda de los Beltrán Leyva”, dice Hope. Sin embargo, aún no se sabe la fuerza que mantienen Zambada y Esparragoza sobre esas plazas, lo que podría disminuir el interés de terceros de disputarlas. En Sinaloa el momento podría ser aprovechado por Fausto Isidro Meza Flores, conocido como El Chapito Isidro, quien es considerado por las autoridades de México y Estados Unidos como rival del cartel de Sinaloa. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos emitió en enero de 2013 una alerta sobre actividades criminales y lo señaló como presunto responsable de traficar heroína, metanfetamina y cocaína a Estados Unidos. Una pelea entre ambos grupos sería una pésima noticia para Sinaloa, un estado que ocupó el segundo lugar en homicidios durante 2013, con 1.208, únicamente superado por Guerrero. La lucha de los delincuentes por el control del territorio tiene también otros frentes. En Jalisco y Michoacán, la captura podría tener repercusiones en el enfrentamiento entre Los Caballeros Templarios y Jalisco Nueva Generación, que buscan controlar estas zonas. El cartel Jalisco Nueva Generación se formó con pistoleros de Sinaloa que se mudaron a Guadalajara, la capital de Jalisco (occidente de México) para brindar protección a las familias de los capos que residen ahí. En marzo de 2012 se rompen las relaciones entre el Cartel del Pacífico y CJNG, pero la organización de Guzmán y Zambada continúan teniendo mucha influencia sobre ellos. “Las reacciones a la captura pueden no notarse en semanas o meses sino en años”, asegura Hope. El investigador señala que la detención también tuvo un efecto desestabilizador que podría lanzar una buena señal al resto de los criminales. “El Chapo era la imagen misma de la impunidad de México. Se burló de las autoridades durante 13 años. Su caída lanza el mensaje al resto de criminales de que si hasta él fue capturado no es bueno tener un perfil tan alto. Eso puede contener la violencia”, asegura. El Gobierno de Enrique Peña Nieto, asegura Rodríguez, "ha mandado una señal de que no tolerará muestras de violencia". Así lo ha demostrado en Michoacán, donde lanzó un operativo para contener el avance del cartel de Los Caballeros Templarios. “Yo no sería tan categórico en las predicciones, la detención de El Chapo pone a prueba la teoría de que descabezar una organización criminal es generadora de violencia. Si esto no sucede habrá que revisar la teoría”, asegura Hope.

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