domingo, 30 de mayo de 2010

Un espontáneo, en la actuación de Diges


ROSA BELMONTE / AGENCIAS | MADRID / OSLO
Actualizado Domingo , 30-05-10 a las 02 : 26
"Algo pequeñito" se convirtió en "algo interrumpido", primero, y "algo repetido" después por culpa de Jaume Marquet Cuna, conocido como Jimmy Jump y célebre por burlar las medidas de seguridad de acontecimientos deportivos como la Champions League, Roland Garros o el Gran Premio de Fórmula 1 de Montmeló.
"He sentido un poco de miedo", reconoció Diges a un grupo de periodistas españoles. "He seguido actuando pero miraba con el rabillo del ojo por si (Jump) sacaba algo", añadió quien, por otro lado, se sentía "feliz" por su interpretación, que consiguió un decimoquinto puesto para España.
Jump se mezcló en Oslo con el cuerpo de baile de la canción de Diges ataviado con una camiseta con su nombre y la barretina, el gorro típico catalán, para permanecer el escenario hasta veinte segundos antes de ser retenido por el equipo de seguridad del Telenor Arena y pasar a disposición policial. "La seguridad ha sido regular, porque no entiendo que a mí no me dejaran cantar si no llevaba acreditación y él haya pasado sin ella", afirmó Diges.
Por este percance, el cantante, aunque siguió con profesionalidad su actuación, recibió una segunda oportunidad por parte de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del certamen, para cantar su canción sin interrupciones al final de la gala. "Luego me he crecido y me he sentido muy querido. He cantado dos veces, como la ganadora", decía entre risas. Y sobre el resultado: "Ni arriba ni abajo, me parece muy bien y estoy contento. Me han votado quince países y yo lo he hecho lo mejor que he podido, así que ahora me voy a por una botella de champán y a celebrar con mi chica", reconoció.
Daniel Diges había alabado el escenario del Telenor Arena: «Es tan bueno que te tiras un pedo y suena bien». A eso añadimos fuegos artificiales, ventiladores, coreografías de fantasía y nos sale el Festival de Eurovisión de la era moderna. Si encima es en Oslo, tras ver semejante espectáculo, se te queda la cara de «El grito» de Munch (hombre moderno en el momento de profunda angustia y desesperación existencial tras ver al cantante de Serbia y no saber si es hombre o mujer).
Las corrientes de aire, las chicas las utilizan para hacer «Titanic». Algunas también hacen Tetanic. Así, la armenia, que llevaba las domingas (que diría Carla Bruni) en la garganta. Pero como en el coro tiene a la estanquera de «Amarcord» hasta pasa desapercibida. La armenia es del tipo de tía buena que abunda en el Festival. El grupo lo inauguró precisamente la primera, la de Azerbaiyán, la que casi, lástima, se ahogó rodando el videoclip. Le contrataron al coreógrafo de Beyoncé pero el resultado ha quedado más en Miley Cyrus.
Luego llegó Daniel Diges (Teo va a Eurovisión) con un traje radiactivo. Qué brillos. Y el cuarto de los juguetes puesto en pie como en «Toy Story». Y le salió Jimmy Jump con barretina. Aunque también es verdad que el del coro también parece espontáneo. Claro, que los bielorrusos 3+2 con las alas de las chicas se pueden echar mano. Y los rumanos con el piano doble de metacrilato. La chica canta bien, su pop es pegadizo pero el metacrilato… El piano blanco de Richard Clayderman es superelegante a su lado. La ucraniana también era tía buena (una vez quitada la capucha) pero su canción apocalíptica daba muy mal rollo, todo lo contrario que la irlandesa. Molaba. Como la motera metalizada de Turquía (un montaje muy currado el de los rockeros). El de Israel era soso de narices (y ese sello en la mano), aunque tan soso como puede serlo Benjamin Biolay. Una balada. Como la de Irlanda, la de Chipre, la de Azerbaiyán, la de Bélgica... (creo que la palabra balada sólo la utilizo una vez al año y para Eurovisión). Ganó Lena, la alemana de 18 años con su canción «Satellite». Tan diferente y tan normal entre tanta garrula. Una criatura encantadora. Y Uribarri a lo suyo. Crecidísimo. Jaleándose en las votaciones. Un distinguido erudito en geopolítica eurovisiva. «Hasta la próxima si la hay», dijo. Cielos.

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