Aunque estadísticamente son aparatos muy seguros, y todos los modelos incorporan frenos, seguro que alguna vez te has preguntado cómo reaccionarías en caso que fallase el ascensor en el que vas montado y se precipitara al vacío en caída libre. Imagina que tienes unos segundos impagables para decidir cómo salvar tu vida o cómo acabar hecho pulpa de naranja despachurrado contra el suelo. ¿Qué harías?
Algunas personas abogan por saltar hacia arriba una fracción de segundo antes del impacto para reducir la velocidad de este. Olvídate de intentarlo. Asumiendo que mantengas la presencia de ánimo suficiente para sincronizar el salto en esos inquietantes momentos, sin referencias sobre cuándo llegará el golpe, la mayor reducción de velocidad que se puede lograr conjugando los astros sería de sólo 3-5 km/h.
Lo más probable es que en el impacto te golpees la cabeza contra el techo, lo que agravaría las lesiones. Además, ya pusieron a prueba esta leyenda urbana los cazadores de mitos en uno de sus capítulos y Buster no sobrevivió a la caída del ascensor.
También queda descartada en primera ronda la versión de los que piensan que es buena idea pegarte a los lados del cajón, como una salamandra, pues cuando la cabina del ascensor se destruya por el impacto su suelo se transformará en una zona de empalamiento, con los muelles lacerantes que nos atravesarán por el medio.
Ni modo. Esos muelles son simplemente para sujetar el ascensor en operaciones de mantenimiento, aunque antiguamente también sirvieron de complemento al sistema de frenado.
Algunas opciones con más posibilidades sugieren que lo mejor es quedarse parado con las rodillas ligeramente flexionadas para amortiguar el impacto, como haría un paracaidista al llegar al suelo. Teóricamente, las piernas se flexionarían con uno cuando el ascensor aterrizara, extendiendo la desaceleración del cuerpo durante un período más largo (la fuerza de impacto es proporcional a la velocidad y la masa, e inversamente proporcional al tiempo y la distancia de frenado).
Este enfoque hace que el cuerpo esté paralelo a las líneas de fuerza, lo que aumenta la probabilidad de fractura de huesos en las piernas y lesiones en la columna, como consecuencia de la deformación contra el duro suelo de una carga elevada. Tampoco parece ayudar estar en cuclillas, porque aparentemente los músculos flexores actuarían como un punto de apoyo para abrir la articulación como una papaya.
Así que otros piensan que lo mejor es acostarse contra el suelo del ascensor y cubriese la cara y la cabeza, para protegerse de los escombros. Así tenemos los huesos más largos, incluidos nuestra preciada columna vertebral, perpendiculares a la dirección de la fuerza.
Al golpear el ascensor contra la planta baja en esta posición no sólo se extiende la fuerza de impacto a través del cuerpo, sino que también se protege de daños por aplastamiento. Los huesos más delgados, como las costillas, todavía podrían resistir la presión como ramitas, pero nos tendríamos que despedir de algunas.
Además, en un ascensor en caída libre, uno se siente sin peso y no experimenta la fuerza de tracción hacia el suelo. Y para acostarse en plano, tendríamos que encontrar alguna manera de tirar hacia abajo y luego mantenernos así, bien pegados al suelo, para no rebotar. Y siempre dependiendo de la altura de la que caiga el ascensor.
La norteamericana Betty Lou Oliver posee el récord mundial Guinness de la persona que ha sobrevivido a una caída de ascensor desde más altura, cuando se precipitó a través de 75 pisos (más de 300 metros) dentro de un ascensor en el edificio Empire State en 1945, el día en que un avión B-25 chocó contra él por la niebla. Si Betty Lou hubiera estado tendida en el suelo, probablemente ya no tendría ese récord. Por suerte, y en su caso, los kilómetros de cable que se soltaron hicieron de colchón que “suavizó” la caída.
Así que aun teniendo en cuenta todos estos factores, acostarse sobre la espalda y protegerse la cabeza sigue siendo la mejor apuesta para sobrevivir a una caída de ascensor, ya que cuanto más repartamos el impacto sobre mayor superficie de nuestro cuerpo, más posibilidades tendremos. En realidad, estamos tratando de sobrevivir, y la opción de la posición supina (decúbito supino) ofrece las mejores probabilidades.
Por supuesto, es muy poco factible que tengamos ocasión de probar de verdad si esta opción funciona, pero por lo menos es una posición fácilmente recordable en esos momentos en que tu vida corre el riesgo de escaparse por el hueco de un ascensor.
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