domingo, 16 de marzo de 2014
El pinganillo: la microchuleta que triunfa para copiar en los exámenes
Una madre que aparca, una adolescente que se baja del coche, busca un punto y ve al joven con el que ha quedado. Le da 100 euros, coge un paquete y se va corriendo hasta el coche. Se largan. Nada de droga, claro. Una madre y una hija. Pero sí un pinganillo para que la niña pueda copiar con confianza en los exámenes. "Me quedo alucinado, la verdad. Se van y no podemos probar si funciona o explicarles cómo va", dice Alejandro, el estudiante de ingeniería electrónica que se saca dinero extra vendiendo esos pequeños aparatos a 100 euros, un precio competitivo porque los hace él con un compañero de Teleco, mejor que traerlos de China. I+D andaluza. Spin-off universitaria.
También hay alumnos que no quieren que sus padres se enteren de que se acaban de gastar 300 euros en un mecanismo para copiarse en el examen. Para ellos, en la web de epinganillo aconsejan recoger el paquete en la oficina más cercana del servicio de mensajería. Esta empresa de Madrid explica bien en un vídeo como meterse el minúsculo pinganillo en el oído y se muestra segura de los resultados que obtiene: "Aprueba como ya lo han hecho todos nuestros clientes". Los dispositivos son tan minúsculos que alguna vez se meten demasiado en el oído: "Un día tuve que entrar en una farmacia con un cliente, comprar una pinza y sacárselo", dice Alejandro. Indetectables.
¿Cómo luchar contra su uso? La posibilidad de instalar inhibidores de frecuencia está descartada. Tiene problemas legales. José Álvarez, portavoz de la Universidad de Sevilla, lo explica: "Crear esas zonas de sombra es inviable. Tenemos a Medicina muy cerca del hospital, por ejemplo, y dejaríamos a los médicos sin los busca o los móviles. Además, los mandos de los coches también se inutilizan". Las dudas las resuelven en una de las webs de venta de pinganillos bajo el epígrafe de "Inhibidores. La verdad". Y lo hacen ante la ingenuidad de algunos profesores que anuncian que existen inhibidores.
El de los pinganillos es un negocio al alza, con mucha competencia. En milanuncios.com hay cientos de posibilidades: alquiler o compra. Ya sale más a cuenta comprarlo entre varios. Los representantes estudiantiles están al tanto: "Sé de gente que ha aprobado dos cursos de Derecho en uno", explica uno de la Universidad de Málaga. Alejandro no entra en consideraciones éticas, pero se pregunta: "Si te sacas toda la carrera de Derecho con el pinganillo, ¿de qué te sirve si no tienes ni idea?". Puede ser. Pero tienes un título.
'Necesito aprender'
Sí existió el debate el año pasado en la facultad de Económicas de Málaga. Según cuenta en su blog el profesor Che Cabello, al final de un consejo de departamento, tomó la palabra un alumno, de un pueblo de la provincia. Les dijo que era de familia humilde y su objetivo "no es sólo aprobar, necesito aprender, necesito saber que el sacrificio que están haciendo mis padres no se materializa sólo en un papelito, por mucha firma del Rey que tenga el título" y, a continuación, sacó el asunto: "No sé si lo saben, o no quieren saberlo, pero en esta Facultad hay muchos alumnos que están sacando la carrera a base de copiar en los exámenes. Ustedes, no están haciendo nada por remediarlo. Y si creen que esa actitud beneficia al estudiante, se equivocan. Al verdadero estudiante lo frustran y lo desincentivan. Al que verdaderamente ayudan es al tramposo. Se hizo un incómodo silencio y se levantó la sesión.
Algo parecido pasó en la Universidad de Sevilla, hace tres años, cuando un grupo de alumnos de Derecho hizo llegar a los profesores una carta de manera anónima donde se quejaban de lo mismo. También algunos de Medicina, según fuentes consultadas. En Valencia, fue la Unión de Estudiantes de Enseñanzas Medias y Superiores la que pidió a la universidad el uso de inhibidores y que se desmantelara una red dedicada a la copia por pinganillo.
Pero hay poco que hacer. La nomativa disciplinaria es profusa. Depende mucho de cada centro, universidad y, en última instancia, de un reglamento que data de 1954. Al final, decide cada profesor y lo normal suele ser que, pillado in fraganti el alumno, se le expulse de la clase y se le supenda el curso. Pero nada de quedarse con el pinganillo. En la de Málaga, no hay constancia de que haya ningún expediente abierto por este motivo. Alejandro, el vendedor, presume: "A ninguno de mis clientes les han pillado".
Copiando en grupo
¿Cómo combatir la copia con exámenes a 150 personas? Hace mes y medio, un profesor de Económicas en la UMA, al recoger los exámenes se dio cuenta de lo que acababa de pasar. Se lo dijo una alumna: "A ver si controla más el whatsapp". "¿Por qué lo dices?". "Porque han hecho un grupo de más de 100 personas, han pasado una foto a las respuestas y ya está". La pregunta obvia para alguien no ducho en la universidad fue si dejan entrar en clase con móvil. "¿Qué hacemos? ¿Les cacheamos?", contestó el profesor de Teoría Económica. Lo que sí hizo fue cambiar el examen para el turno de tarde. El resultado fue que los de por la mañana tienen en su mayoría buena nota y los de por la tarde están casi todos suspensos.
En Derecho, en Málaga, han suprimido los cinco minutos de cortesía que se le dejaba al alumno para escuchar las preguntas y, en el caso de no tener ni idea, poder salirse sin que corriera convocatoria. Se dieron cuenta de que se iban a los cuartos de baño, sabiendo ya qué había tocado, dispuestos a ayudar a sus compañeros con los móviles. A veces hace falta un interlocutor o, como explica Alejandro, simplemente haber grabado archivos de audio con los temas.
Según cuenta este emprendedor ingeniero, los clientes del Bachillerato son su verdadero filón. "Es que es normal, a ver quién se estudia La Celestina ésa o la dictadura de Primo de Rivera", explica. Y son los padres de chavales de esta edad los que compran. "Cada vez que me cruzo con mi vecina, me da las gracias. El hijo es un poco vago y se está sacando mucho con mi pinganillo", añade. No les pasa lo mismo a los padres de alumnos de la prestigiosa CUNEF en Madrid a los que se les comunica que sus hijos han sido pillados, se les ha suspendido y, desde hace poco tiempo, se les expulsa unos días del centro de estudios financieros, según explica el profesor Juan Manuel López-Zafra.
En la Autónoma de Madrid, el catedrático de Derecho Mercantil Jesús Alfaro explica que él lo que suele hacer es dejar muy claras las consecuencias de copiar en el examen: "Intentaré que no aprobéis la carrera". Él cree que los exámenes están sobrevalorados: "En principio, debería ser evaluación continua y un examen para ver si se lo han tomado en serio. Pero todo esto de copiar tanto nos debería hacer plantearnos qué pasa en un sistema donde gente educada se convierte en un delincuente que engaña en un acto oficial como un examen de la universidad. No se puede transmitir la idea de que no vale esforzarse". Consideraciones éticas. De las que no quiere ni tiene por qué saber Alejandro, pero sí una universidad que, en su conjunto, no parece tomárselo con preocupación.
Harvard, expulsados
En la mejor universidad del mundo, el copiarse y el plagio preocupa mucho. Hace un par de años, 125 estudiantes de grado fueron acusados de haberse ayudado entre ellos en un examen que se podía realizar en casa. Después de meses de investigación, 70 de ellos fueron expulsados de la universidad al menos durante un año. El asunto preocupó tanto como para que una comisón en verano se encargara de entrevistar a algunos de los alumnos y de revisar en profundidad los exámenes. En la guía de la universidad, se dice especificamente que los alumnos "deben asumir que la colaboración en los trabajos individuales está prohibida a no ser que los profesores especifiquen lo contrario". La institución, en 2010, se llegó a plantear la posibilidad de que los estudiantes se comprometieran a un código de honor para que fueran conscientes de lo que en EEUU se denomina "deshonestidad académica", que no sólo implica copiar en los exámenes, si no también ayudarse si no está permitido o plagiar. Algunos de los expulsados, según se publicó en la prensa de EEUU, estuvieron viendo la posibilidad de pleitear dado el "infierno emocional" que pasaron durante todo el proceso de revisión de los exámenes que acabó con la expulsión. Pero, finalmente, no hubo denuncias a Harvard.
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