domingo, 4 de diciembre de 2011

ESPAÑA GANA LA COPA DAVIS




España se impuso a Argentina en la final de la Copa Davis disputada en Sevilla, al anotarse Rafa Nadal el tercer y definitivo punto ante Juan Martín del Potro.




Alejandro Delmás | 05/12/2011

Y así iremos recordando a todos ellos con el paso de los años: estrujados y rebozados en el albero ocre de La Cartuja: él, Rafael Nadal Parera, como el campeón del pueblo, esas 24.852 personas entre ese clamor popular de 'Rafa, Rafa'. Y ellos: todos sus compañeros. El muro humano de Xábia, David Ferrer. O la torera pareja de dobles, Feliciano López y Fernando Verdasco, que arrancaron una Davis increíble en Mar del Plata y que a veces también pierden. No siempre van a ganar en todo, qué demonios

"Fin de fiesta" fue lo primero que dijo David Ferrer Ern a Rafael Nadal Parera cuando se pusieron codo a codo en la Sala de Prensa. El mejor equipo del tenis mundial en el Siglo XXI, los pentacampeones de España, ya pone proa a la leyenda. En 2012, si un milagro o los Juegos Olímpicos no lo evitan, Nadal, Ferrer y Feliciano López no se pondrán el uniforme español en Davis. Quizá vuelvan. O no. Pero en ellos reposa el halo mágico de una Dinastía irrepetible: desde 2000, sus manos (y las de Ferrero, Moyá, Costa, Corretja) han alzado cinco Ensaladeras. Y sólo ellos pueden escoger desaparecer entre las sombras, como el general MacArthur en West Point. "El mundo no va a olvidar lo que habéis hecho aquí", sentenció el manager Eddie Futch a Joe Frazier en Manila cuando tuvo que ordenarle, conmovido, el abandono ante Ali.

"El mundo no va a olvidar lo que habéis hecho aquí", hubiese dicho Futch a Nadal, de haber visto al chico ceñudo de Manacor luchando por su vida y por la quinta Davis de España bajo el titánico arsenal plano de Del Potro: que asestó a Nadal un parcial de 7-0 para sepultarle bajo los cascotes de un 6-1, el peor marcador recibido por Rafa en un set de Davis. Tanta intensidad fue desecando la energía de Del Potro, castigado por Ferrer en la tarde del viernes.

Y ese juego, el tenis, que puede ser romance en McEnroe o música callada en Federer, degenera en asalto a bayoneta calada si hay que vencer a Nadal. El revés de Delpo suena como un estampido. El sudor de Nadal olía a napalm. Nadal combate. Y espera su momento con los ojos entornados. "Le pegaba con el corazón a por los winners pero siempre me volvía", diría después Del Potro, con los ojos llorosos. Delpo había necesitado 61 minutos para cerrar ese primer set, demasiado para quien ya traía los costados abiertos por los golpes de Ferrer.

Con el cuchillo entre los dientes, Nadal salió del pozo de arena roja y se agarró a Del Potro, cuerpo a cuerpo: desde el 6-1 y 1-0 para el argentino, Rafa usó un parcial de 10-1 para firmarse los sets segundo y tercero (6-4, 6-1) y pasar 2-0 arriba en el cuarto. Del Potro comprendió que tenía que combatir por su vida, vació las reservas de metralla y acogotó al guerrero furioso de Manacor: 5-3, saque y 30-15.
Muerte súbita.

En la densa angustia, La Cartuja ya no era isla, era jungla de emociones. Torturado psicológicamente, Del Potro vaciló y Nadal volvió a morder: 6-5. Ahí, Rafa (que sirvió segundos saques a 115 km/h) cedió su octavo break del partido. Y vino la muerte súbita, donde Del Potro capituló desde el mal tiro de revés del primer punto, entre sombras y ceniza y cuando Nadal ya olía la sangre. Rafa liquidó la miseria de Del Potro con 7-0 en la muerte súbita y se arrojó sobre la arena de La Cartuja. Sangre y arena. Como en Mar del Plata, como aquí ante Ferrer, Del Potro regresó llorando al vestuario en una final de Davis. Y como Eddie Futch dijo a Frazier, "el mundo no olvidará nunca todo lo que habéis hecho aquí".

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