miércoles, 20 de julio de 2011
Los ataques de leones a humanos en Tanzania se reducen cuando hay luna llena
Tanzania es el país africano con mayor población de leones. Su extraordinaria fauna es uno de los grandes atractivos del país y la principal razón por la que lo visitan numerosos turistas. Sin embargo, los animales salvajes son también un serio peligro para los humanos y aventurarse por la noche por algunas zonas rurales del país es una actividad de riesgo. Así que si no quiere ser devorado por un león, evite realizar salidas durante las noches en las que no haya luna llena.
La recomendación la hace Craig Packer, un conocido experto en leones que desde hace años investiga a estos depredadores en África. Según asegura en un nuevo estudio publicado en la revista PLoS ONE, la luna llena reduce notablemente la capacidad de estos felinos para alcanzar a sus presas.
El investigador de la facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Minnesota (EEUU) llegó a esta conclusión tras estudiar 500 ataques de leones a humanos ocurridos en aldeas de Tanzania entre 1988 y 2009.
Depredadores nocturnos
Más de dos tercios de los ataques fueron mortales y las víctimas fueron devoradas por los leones. La mayor parte de los sucesos se produjeron entre el anochecer y las 23 horas en noches sin luna llena y en las que, por tanto, había relativamente poca luz. En Tanzania las noches tiene 12 horas durante todo el año.
En general, los leones son depredadores nocturnos. Cazan mejor en la oscuridad, pues la falta de luz les ayuda a sorprender a sus presas. En las reservas de animales salvajes como el parque nacional del Serengeti, los leones comen más durante las noches con poca luz. Sin embargo, aunque sus presas están disponibles durante la noche, sólo suelen tener acceso a los humanos al anochecer o en las primeras horas de oscuridad.
Según detectaron los autores de este estudio, en el que también participa Dennis Ikanda, del Instituto de investigación de vida salvaje de Tanzania, el último día de luna llena marca el inicio del periodo de caza.
Los investigadores utilizaron datos sobre los leones recopilados desde 1978 en el parque del Serengueti y en el cráter de Ngorongoro, registros de los ciclos lunares (disponibles en la página web del Instituto naval oceanográfico de EEUU) y estadísticas sobre el número de ataques de leones registrados por las autoridades tanzanas en el sureste del país desde 1988.
Más ataques en la estación lluviosa
El análisis de los datos reveló, además, que la frecuencia de ataques aumentaba durante la estación lluviosa, una época en la que es más frecuente que la luna esté oculta por las nubes.
El porcentaje de ataques durante la primera mitad del ciclo lunar (cuando hay abundante luz durante la mayor parte de las noches) era muy inferior a la cifra registrada durante la segunda mitad (con noches muy oscuras o con escasa luz)
Los leones suelen estar hambrientos tras la fase de luna de llena porque la luz que ilumina las noches previas y posteriores a esta fase limita su capacidad para cazar a sus presas. El peligro de sufrir un ataque mortal disminuye, por tanto, a medida que la luna va creciendo. De hecho, en las noches previas a la luna llena se producen muy pocos ataques, según esta investigación.
El estudio recuerda que los humanos siempre han vivido cerca de grandes depredadores nocturnos, como demuestran las pinturas realizadas por los 'Homo sapiens' hace 36.000 años. En la actualidad, leones, tigres, jaguares y leopardos todavía conviven con los humanos en África, Asia y algunas zonas tropicales de América.
Packer y sus colegas señalan que el hecho de que la luna llena diera un respiro a los habitantes de estas áreas podría ayudar a entender por qué a lo largo de los siglos han ido creciendo los mitos sobre nuestro satélite.
Una especie en peligro
El número de ataques de leones aumentó de manera notable desde los años noventa, a medida que los tanzanos fueron asentándose en zonas habitadas por leones. De hecho, en un estudio publicado en la revista 'Nature' en 2005, Packer señalaba que desde 1990 a 2004, los ataques a humanos se habían triplicado. Durante ese periodo murieron al menos 563 personas y más de 300 resultaron heridas. La mayor parte de los sucesos ocurrieron en áreas de reciente colonización. En el 70% de los casos las víctimas fueron varones, probablemente porque son ellos los que con más frecuencia están fuera de sus viviendas al anochecer.
La tendencia ha cambiado en los tres últimos años, en los que se ha detectado una caída en el número de ataques. El temor a estos felinos está poniéndolos en peligro. Y es que el descenso del número de víctimas mortales se debe, sobre todo, a que los tanzanos no dudan en matar a los leones para proteger a sus familias y a su ganado. A esto se suma el auge de los safaris y la caza deportiva, que está contribuyendo a reducir la población del rey de la selva.
El león, que llegó a ser el mamífero más extendido por el planeta, está desapariciendo de una manera alarmantemente rápida. Craig Packer advierte del enorme impacto evolutivo que tendría la desaparición de este felino de la Tierra.
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