martes, 15 de mayo de 2012
Un repelente para mordidas de tiburón
El químico estadounidense Eric Stroud asegura haber creado una sustancia -en realidad varias- que puede repeler a algunos de los depredadores más temibles del océano. Quiere usar su descubrimiento para protegerles a ellos y a nosotros.
Stroud lleva más de diez años tratando de inventar un repelente de tiburones.
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En el verano de 2001, cuando trabajaba para una farmacéutica, él y su esposa se fueron de crucero a las Bermudas.
"Hacía mal tiempo y teníamos que quedarnos en el camarote. En las noticias informaban de varios ataques de tiburones", recuerda. "Parecía que ese verano todo el que se adentraba en las aguas de Florida era atacado por un tiburón".
Fue entonces cuando su mujer le sugirió que dedicara su talento a crear un repelente de tiburones. Cuando volvieron a Nueva Jersey, montó varias piscinas en su sótano y las llenó con pequeños tiburones.
Observó cómo los tiburones se alimentaban, nadaban y se relacionaban. Entonces, un día, un gran imán se cayó de su mesa de trabajo sobre una de las piscinas y notó cómo varios tiburones nodriza se alejaban.
"Esa noche, pusimos imanes en el agua y no podíamos creer cómo los tiburones nodriza se alteraban tanto y se mantenían alejados de ellos", relata.
El misterio resuelto de los imanes
Stroud había descubierto que los imanes repelen a los tiburones.
Los tiburones tienen sensores eléctricos llamados ampollas de Lorenzini, que parecen pecas en sus hocicos. Los biólogos creen que los tiburones usan estos sensores para detectar el latido del corazón de sus presas y para navegar usando el campo magnético de la Tierra.
Stroud argumenta que al agitar un imán frente a un tiburón, esos sensores eléctricos se alteran.
"Probablemente es algo que los ciega, como un rayo de luz", dice. "Es solo temporal y les deja paralizados. Y no es agradable".
Anzuelo
Este anzuelo está recubierto por un metal raro. Esto ha disminuido considerablemente la pesca de tiburones por error.
Stroud dice que sin embargo otras especies marinas no parecen resultar afectadas por los imanes. Ni siquiera las tortugas marinas, que como los tiburones, usan el campo magnético de la Tierra como brújula.
Hizo su descubrimiento en 2004 y le sirvió para fundar una empresa a la que llamó SharkDefense, con el objetivo de desarrollar y comercializar repelentes de tiburones.
Él y su equipo pusieron a prueba otras sustancias y descubrieron que varios metales también interfieren en los sensores eléctricos de los tiburones.
Especialmente eficaces son los metales raros, como el samario, el neodimio o el praseodimio.
Su equipo también está probando varios repelentes químicos de tiburones.
La idea original de Stroud era crear repelentes que protegieran a las personas, y aún está trabajando en ello. Por ejemplo, él y sus compañeros están investigando la creación de una valla magnética submarina que mantendría alejados a los tiburones de los bañistas.
Pero su principal atención se centra ahora en usar repelentes para proteger a los tiburones.
Muchas especies de tiburones están en peligro por la sobrepesca. Uno de los motivos es que los pescadores que tratan de capturar otras especies, atrapan a los tiburones por error.
Stroud se planteó si podría crear anzuelos que capturaran peces como el atún o el fletán pero no a los tiburones.
"Nos dimos cuenta que podíamos imantar los anzuelos y revestirlos con un metal raro", dice. "Su aspecto es como el de cualquier otro anzuelo".
Varios países están ahora probando sus SMART hooks (anzuelos inteligentes) y algunos ensayos muestran una reducción de entre el 60% y el 70% de tiburones capturados.
Stroud fue premiado por la ONG Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) y espera comercializar sus anzuelos dentro de poco.
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