Terminó la agonía para Tito Vilanova. Más allá del
dolor que siente el mundo del fútbol, su adiós marca el fin de un
tortuoso camino que sufrió el extécnico del FC Barcelona desde hace dos
años y medio, cuando fue diagnosticado con un cáncer de parótida.
Línea de tiempo
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1968: Nació el 17 de septiembre en Bellcaire d'Emporda, Cataluña
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1988: Creció en las inferiores del Barcelona, pero nunca pudo llegar al primer equipo
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1990: Ficha por el Figueres
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1992: Llega al Celta de Vigo en primera división
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2002: Se retira tras una corta trayectoria por clubes de divisiones inferiores, comenzando su carrera como técnico en La Masía
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2007:
Después de ser director técnico del Terrassa, se convierte en asistente
del Barcelona B para trabajar bajo las órdenes de Guardiola.
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2008: Asciende al primer equipo de la mano de Guardiola
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2012: Es nombrado entrenador del FC Barcelona
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2013: deja el cargo afectado por su enfermedad
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2014: muere a los 45 años
Tito fue un hombre de pocas palabras y no tuvo tiempo para acostumbrarse al escrutinio público. Se mantuvo durante cuatro años a la sombra de Guardiola y cuando le tocó dar un paso al frente no tuvo tiempo de saber hasta dónde habría podido llegar.
Ni siquiera la agresión de José Mourinho cuando le metió el dedo en el ojo durante una trifulca durante un partido de la Supercopa entre el Barcelona y Real Madrid lo desestabilizó. Fue el primero en reconocer públicamente su responsabilidad en el incidente y condenarlo.
Fue la conclusión de un largo camino que comenzó a forjarse en el pueblo en el que creció, Bellcaire de L’Empordà, cerca de Girona, en el norte de Cataluña.
Trabajó durante años en las divisiones inferiores del club catalán, en la famosa cantera de jugadores conocida como La Masía. Fiel a un estilo, a una forma de ser calmada, de confianza, donde predominaba la amistad y las relaciones personales, Tito hizo jugar a futbolistas como Lionel Messi, Cesc Fábregas y Gerard Piqué como a él más le gustaba, con compromiso, solidario.
Es así que lo recuerda el mundo del fútbol, como un hombre leal a sus ideas y que con humildad y dignidad enfrentó a una enfermedad que lo fue consumiendo.
Tuvo que dar un paso al costado del club donde pasó la mayor parte de su vida para dedicarse a su salud. Fue él quien prefirió vivir y sufrir la enfermedad en el anonimato, en silencio, con su familia. Para el resto ya había dejado grabado para siempre su nombre en la historia del balón, su gran aliado.
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