martes, 1 de abril de 2014
Una madre con cáncer sacrifica su vida para dar a luz a su hija
Una mujer de Nueva York sacrificó su propia vida para dar a luz a su hija, según informa 'Mail Online'. Elizabeth Joice, de 36 años de edad, tuvo que elegir entre ser madre o continuar el tratamiento del cáncer de pulmón que podría prolongar su vida.
La historia de Joice comienza en Nueva Jersey, su ciudad natal. La muerte repentina de su padre y su madre la convirtió en una chica muy independiente, que pese al dolor por la pérdida amaba la vida. Poco después se trasladó a la vecina ciudad de Nueva York, donde comenzó a salir con un chico llamado Max.
Unas pequeñas molestias alertaron a Elizabeth. Al principio todo parecía apuntar a una hernia discal pero lo que tenía en realidad era un cáncer en el pulmón izquierdo. La noticia de que dentro de sí misma llevaba un tumor sobrecogió a la pareja justo en su segundo aniversario, en septiembre de 2010. Pero lejos de lastrar sus sueños, ambos decidieron seguir adelante con sus planes.
Su novio Max improvisó un anillo de compromiso con papel de aluminio y le pidió matrimonio. Un mes después se casaron. Tras cuatro sesiones de quimioterapia y una operación quirúrjica el tumor pulmonar que en principio parecía una hernia de disco, desapareció. Durante tres años no hubo ni rastro del cáncer en su cuerpo.
La pareja había decidido formar una familia pese a que los médicos no se lo recomendaban, ya que consideraban que sería un milagro que Elizabeth pudiera quedarse en estado. Un mes después de trasladarse a una casa más grande para llevar a cabo sus planes, recibieron la feliz noticia, esperaban una niña.
Pero la ilusión les duró poco a la futura madre y a su marido Max. El cáncer, que en un principio parecía curado, se había reproducido tan sólo un mes después de conocer que estaba embarazada. Los médicos le plantearon entonces dos escenarios posibles a Elizabeth, interrumpir la gestación para reanudar la quimioterapia o retrasar el tratamiento hasta que el bebé naciera, algo que podía poner en peligro la vida de la madre.
Elizabeth lo tuvo claro desde el primer momento, según su marido. Decidió renunciar al tratamiento y continuar con el embarazo. Durante varios meses el tumor se propagó sin que ninguna prueba pudiera comprobarlo, debido a que las resonancias magnéticas son incompatibles con la gestación de un niño. El cáncer se extendió del pulmón izquierdo al derecho, al corazón y al abdomen de Elizabeth.
Dos meses antes de salir de cuentas, a la madre le practicaron una cesárea y la pequeña Lily llegó a la vida sana y salva. Unas semanas después lElizabeth, pese a "haberlo dado todo para ser madre" moría.
Max colgó en YouTube un vídeo para que todo el mundo conozca la historia de su esposa. El director Cristopher Henze trasladará la decisión de Elizabeth a un documental titulado '40 semanas'. Varios familiares y amigos de la familia han creado un fondo económico para ayudar a Max y a Lily a superar la devastadora pérdida de la mujer que fue esposa y madre.
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