miércoles, 10 de agosto de 2011

Atracción mortal


9 Agosto 11 - - B. V. Conquero / R. Ruiz

Decenas de personas pasaron por sus taquilla, pero a las 4:00 de la madrugada el vaivén se detuvo. Uno de sus cuatro brazos metálicos se había desprendido y sus ocupantes cayeron de bruces. «En cuanto lo oí, me acerqué y vi las cabezas rajadas», explica Luisa, testigo del siniestro. El equipo médico acudió de inmediato pero tres de los cuatro jóvenes murieron a los pocos minutos.

Ninguno de ellos eran vecinos del pueblo, pero sí tenían amigos y familiares en la localidad. Los cuatro eran de origen rumano. Dos eran hermanos y se habían trasladado desde Campo Real; su prima, la única superviviente de la caída, vivía en la localidad conquense de Villamayor de Santiago y permanece ingresada en estado crítico en el Hospital Virgen de la Salud de Toledo. El último ocupante era vecino de Madridejos, a 25 km de Villacañas, donde trabajaba en el bar La Taberna. Se trata del peor accidente en una atracción de feria en 30 años.

«Sobre las tres y media me monté y se movía mucho, hacía un ruido raro», explica Feli. La misma impresión causó entre varios asistentes que se quejaron al feriante del ruido que producía la atracción. «Yo quise montarme sobre las 12 y el dueño me dijo que escogiera otro asiento que lo estaban revisando», explica Anita. Ella es la novia del primo de uno de los fallecidos. Le cuesta recordar el incidente pero un detalle la ha marcado: «A uno de los chicos se le rompieron las llaves del coche que llevaba dentro del bolsillo. Los hierros le atravesaron». «Cuando ocurrió, paseaba por el ferial, volvía a casa. De repente, sentí un golpe muy fuerte y vi que se había partido un brazo de la atracción. Salí corriendo por si podía ayudar. Entonces, entre tres o cuatro personas dieron la vuelta al cajilón y los vimos. Tenían las cabezas reventadas. Sólo una persona se movía e intentaba hablar, pero el resto estaban irreconocibles. Sentí impotencia por no poder hacer nada. Fue un espectáculo terrorífico», Inmaculada Mero, auxiliar de enfermería y vecina de Villacañas.Tras el incidente, la atracción se detuvo automáticamente y sus ocupantes permanecieron 20 minutos en el aire.

Ni la Guardia Civil ni los feriantes se atreven a aventurar las causas del accidente, sin embargo, los dos apuntan a un posible fallo de fábrica y no a un problema derivado de la celeridad de su montaje. «En dos hora ya estaba montada», se quejan algunos vecinos. «La mayoría de las atracciones llegaron el jueves, pero ésta se instaló el sábado», añade otro.

Sobre las 8:00 de la mañana la Policía Judicial aprobó el levantamiento de los cadáveres y los dueños de la atracción, un matrimonio de feriantes con dos hijos mayores de edad, se encerraron en su caravana. Sólo el cabeza de familia salía y entraba nervioso recopilando toda la documentación que certificaba las buenas condiciones de su negocio. Paco, otro feriante, le defendía: «No han fallado los engranajes. La compraron hace un año a un empresa húngara y nunca había dado problemas», aunque uno de los peritos de la aseguradora afirma que «tiene tres años». El alcalde de la localidad, Santiago García, ha acordado con el resto de grupos del consistorio la suspensión de la fiesta hasta hoy a mediodía como muestra de condolencias hacia las familias. Pero, los inmigrantes creen que es poco tiempo. «Debería interrumpirse definitivamente», dice Humberto Mina, de la asociación Pangea. Otros vecinos discrepan: «Con la crisis que estamos atravesando no debemos detenerla», dice Antonio.

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