martes, 11 de mayo de 2010

El fármaco que destrozó vidas


Depresión, inapetencia, cansancio crítico, pérdidas de memoria o temblores imposibles de controlar son los síntomas que miles de mujeres han padecido tras el consumo de Agreal, un fármaco para el tratamiento de la menopausia que estuvo en el mercado hasta 2005, cuando fue retirado por las autoridades sanitarias.

"Aún hoy apenas puedo tomarme un café sin necesitar ayuda y sin mancharme la ropa". Josefa G. es una de las onubenses afectadas por el medicamento que ha plantado batalla en los tribunales a la farmacéutica de Agreal y está a las puertas de juicio.

En Huelva, alrededor de una decena de mujeres han presentado ya la demanda contra la compañía o están a la espera de los últimos informes médicos para dar el paso. Las demandas se están planteando por producto defectuoso y hasta el momento están pidiendo elevadas indemnizaciones (de 70.000 euros y hasta de 250.000 euros) en función tanto del tiempo que las mujeres hayan estado padeciendo los efectos secundarios como de la intensidad de los padecimientos que hayan sufrido, indica el abogado que está llevando la representación legal de este colectivo de mujeres, Fernando Osuna.

El Agreal estuvo en el mercado durante más de dos décadas, desde 1983 hasta su retirada hace cinco años. Josefa estuvo cinco años tomando las dichosas pastillas que le había recetado su médico para tratar los síntomas asociados a la menopausia. Comenzó a aparecer la angustia, primero, y después llegaron los temblores y una depresión que la llevó hasta el más negro de los agujeros. Los expertos descartaron el párkinson y ni ella ni su familia asociaron la caída en picado de la mujer con el consumo del Agreal. No se encontraba explicación para sus padecimientos.

Un día se topó con la información que daban los medios de comunicación, la televisión, sobre la retirada del fármaco. Josefa y sus médicos hilaron los síntomas y comenzaron a atar cabos porque antes de aquella pesadilla que justo comenzó con el Agreal, la mujer no había tenido esta sintomatología ni por asomo. Josefa asegura tener todos los informes médicos que lo corroboran.

"A estas alturas, lo único que espero es que se haga justicia conmigo y que ese laboratorio responda por todo el mal que ha hecho a mujeres como yo", se lamenta.

El primer juicio por el Agreal que se celebra fuera de Barcelona (donde se han concretado hasta ahora todos los procesos) es el de Josefa, que estaba fijado para ayer y finalmente ha quedado pospuesto hasta el próximo 26 de mayo por falta de una documentación que no había llegado en forma al juzgado.

Hay más casos que tienen fecha para el juicio y varias mujeres pendientes de sus historiales médicos. "Se me quitaron las ganas de vivir, caí en una depresión de la que casi no acabo de salir y llegué a perder hasta 18 kilos de peso", afirma otra de las afectadas a las puertas de los juzgados.

Ya hay dictada más de una condena. El pasado año, la Audiencia Provincial de Barcelona revocaba la sentencia de un juzgado de Primera Instancia que desestimaba la demanda presentada por cerca de 130 mujeres contra el laboratorio por los supuestos efectos negativos del medicamento y confirmaba que el prospecto con el que fue comercializado en España el fármaco Agreal "no informaba de la totalidad de los efectos secundarios que podían derivarse de su ingesta".

En primera instancia, el juez desestimó totalmente las pretensiones de las demandantes, que reclamaban a la compañía un total de 7,8 millones de euros de indemnización por los daños físicos y psicológicos que supuestamente les provocó el medicamento, que se concretan en profundas depresiones, ataques de pánico, ansiedad, temblores, rigidez en las mandíbulas, falta de control de la lengua, insomnio, apatía e irritabilidad, según explicaron durante el juicio. La Audiencia estimó parcialmente los recursos de las demandantes y fijó indemnizaciones en cantidades que se movían entre 900 y 9.000 euros para quince de las afectadas.

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