sábado, 28 de marzo de 2009

Londres y Nueva York son las dos ciudades más caras para vivir

Antònia Justícia Barcelona 28/03/2009 Actualizada a las 03:31h Ciudadanos
Un barcelonés, un madrileño, un londinense y un neoyorquino se reúnen para poner en común cómo se vive en sus respectivas ciudades. Van al cine con la misma frecuencia, viajan en el mismo tipo de transporte público, comen similar, compran en las mismas tiendas, se dan un capricho gastronómico una vez al mes y todos son arrendatarios en zonas relativamente comparables. Puestos en la mesa todos los elementos, surge la cuestión clave: ¿cuánto cobra cada uno? El barcelonés, con poco más de 21.000 euros de salario medio, se lleva la peor parte. El neoyorquino de Manhattan se aproxima a los 69.000 (el global de la ciudad no alcanza los 31.500 euros al año). Pero a final de mes, el primero paga el alquiler más bajo de la comparativa, 1.154 euros en el Eixample, mientras que el segundo debe desembolsar 3.800 euros por su piso de dimensiones similares en el Upper West Side (Manhattan). Eso sí, goza de portero. El salario, en primera instancia, y el precio de la vivienda, en segunda, son sin duda dos aspectos claves que definen el nivel de vida de una ciudad.
Al margen de los informes oficiales que año tras año van haciendo escalar puestos a Barcelona en el ranking de ciudades más caras del mundo, La Vanguardia ha querido hacer su propio experimento constatando que las grandes diferencias radican precisamente en los sueldos y el alquiler. Y precisamente, en ambas cosas, Barcelona está por debajo de Nueva York, Londres y Madrid. Aunque bien es cierto que la situación de crisis generalizada ha humanizado un poco más los precios, como mínimo en el viejo continente. En una improvisada reunión de vecinos con sus caniches en plena calle Comte Urgell de Barcelona se debate si celebrar el próximo Sant Jordi con una cena en casa o en el restaurante. "Con el restaurante ahora puedes negociar mucho más y apretar en los precios, pero si lo hacemos en casa, quitando el trabajo de cocinar, podemos comer mejor por el mismo precio o incluso menos", responde Josep Melva a la intromisión periodística. El dilema genera debate, y el debate refleja que tanto en un sector - la restauración-como en el otro - los mercados y tiendas-se pueden encontrar ofertas. Una cierta moderación en los precios que se está dando incluso en la alta restauración donde los chefs más reputados están poniendo en sus cartas menús de degustación más asequibles a los bolsillos. En Barcelona y Madrid es donde se nota más esa apuesta. Comer en estas dos ciudades en un restaurante con una estrella Michelin puede hacerse por 50 euros, algo impensable el año pasado. "La cultura sigue siendo cara. El día del espectador está bien pero pagar 6,50 por el cine me parece abusivo en los tiempos que corren", dice Marisa Moreno, sin tener en cuenta que de las cuatro ciudades compradas, la capital catalana es la que tiene los precios más baratos. Incluso 30 céntimos menos que Madrid. El estudio del Economist Intelligence Unit, del The Economist,colocaba recientemente Londres en el puesto 27 de la clasificación de ciudades más caras, por detrás de Nueva York e incluso más barata que Barcelona. Los que viven en ellas no piensan igual, y los que las disfrutan en vacaciones no ven más allá del color rosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario