lunes, 23 de agosto de 2010

Al Qaida cobra un cuantioso rescate por liberar a los españoles

22 Agosto 10 - J. M. Zuloaga




El traslado por el desierto hasta el punto en que serán «oficialmente» liberados puede ser muy largo. Los cooperantes, que llevaban 267 días retenidos, han sufrido el cautiverio más largo de los terroristas en el Magreb.

MADRID-Albert Vilalta y Roque Pascual viajaban, al cierre de esta edición, camino de la libertad por alguna pista del desierto, a bordo de varios todoterreno, pero todavía se encontraban en manos de sus secuestradores, terroristas de Al Qaida para el Magreb Islámico (AQMI), según informaron a LA RAZÓN fuentes gubernamentales españolas.

Las gestiones, en las que han intervenido varios países y sus servicios secretos, daban por fin resultado hace algunos días y se llegaba al acuerdo para la liberación de los cooperantes.


Un pago importante
Al parecer, aunque las fuentes se niegan a admitir este extremo, se ha pagado un importante rescate, inferior, en cualquier caso, a las cifras de las que se ha hablado (hasta 10 millones de euros). A esto hay que añadir el gesto de Mauritania al no mantener en prisión a un colaborador de la banda islamista (precisamente el que les ayudó a perpetrar el secuestro de los españoles). Todo ello ha llevado a que este asunto vaya a tener –anoche eran muchos los que cruzaban los dedos porque la travesía por un desierto es siempre peligrosa– un final feliz.

La combinación del pago del dinero y del traslado a Mali del citado colaborador, que le ha permitido a AQMI salvar la cara (sus exigencias pasaban por la excarcelación de miembros de la organización presos en Mauritania, que no se ha producido), es la fórmula que, tras muchos meses de trabajo y gestiones infructuosas, ha convencido a los terroristas. Un mediador de Burkina Faso, que ya actuó en la liberación de Alicia Gámez el pasado 10 de marzo, ha sido fundamental para lograr el final feliz. De hecho, el jefe de AQMI, el argelino Abdelmalek Droukdel, alias Aldelwadoud Abou Mousad, señaló hace tres días en una web islámica que «el traslado de Omar Sharoui (es el alias del colaborador) es una victoria para los muyaidines».

Además, AQMI ha logrado trasladar el mensaje de que no abandona a los que les ayudan y que, pese a no ser miembros de su organización, se preocupa por ellos. Se trata de algo muy importante para una grupo que tiene que convivir con las tribus del desierto y con individuos, como Sharoui, auténticos mercenarios a los que es mejor tener en el bando propio que en el de las Fuerzas de Seguridad que les persiguen.

Las fuentes gubernamentales afirmaron desconocer la duración del viaje hasta el punto en el que los miembros de AQMI entreguen a Pascual y Vilalta y se les pueda dar ya por «oficialmente» liberados. La «katiba» (unidad de combate) que los ha mantenido secuestrados está formada por varios vehículos todoterreno con expertos conductores conocedores de las pistas del desierto y que utilizan visores nocturnos.


La «katiba» de Moktar
Los cooperantes españoles han estado en manos de la «katiba» «El Moulethemine», que dirige el emir argelino Moktar ben Moktar, un individuo para el que el dinero, tan necesario en una guerra subversiva como la que practica AQMI es más importante que otro tipo de reivindicaciones.

Por ello, desde el principio se confió en que el secuestro de los españoles podría resolverse de forma satisfactoria, a diferencia de lo que podría haber ocurrido si hubieran estado en poder de otra «katiba», la «Tareg ibn Zyad», uno de cuyos dirigentes es el sanguinario Abdelmahid Abu Zehid, al que se imputa el asesinato de dos occidentales, un inglés y un francés, Edwyn Dyer y Michel Germaneau.

Por el primero pedían la excarcelación de un emir islamista preso en el Reino Unido, a lo que no accederon lasautoridades de Londres; y el segundo fue «ejecutado» tras la operación militar franco-mauritana de julio.

España optó desde el principio, nada más conocerse que era AQMI la autora del secuestro, por la vía de la negociación, la misma que utilizó Francia para lograr que otro retenido por los islamistas, Pierre Camatte, fuera liberado a cambio de la excarcelación de cuatro presos en Mali. Sin embargo, en el caso de Germaneau, un ultimátum y exigencias inaceptables, obligaron a París a emprender el «raid» militar que no obtuvo los resultados buscados.


Hasta hoy
En cualquier caso, las fuentes consultadas por este periódico subrayaron que «el fin del secuestro está cerca», aunque precisaron que la confirmación se podría retrasar «hasta mañana», por hoy. En este sentido, lamentaron la filtración periodística a una emisora de televisión árabe ya que ha podido poner en peligro una compleja operación que ha costado muchos meses montar.

Aunque insistieron en que desconocían el recorrido que estaba siguiendo la caravana de AQMI en la que viajan Vilalta y Pascual, todo parece indicar que están en el norte de Mali y que se dirigirán a un punto en el que puedan abordar un helicóptero o, incluso, un avión. Al haber intervenido un mediador de Burkina Faso podrían pasar por la capital de este país, Ouagadougou, o por Bamako, la de Mali.

Los terroristas de AQMI toman grandes medidas de seguridad y, pese a tener los «escudos» que supone viajar con Vilalta y Pascual, saben que tienen que volver a sus guaridas en el desierto.


ROQUE PASCUAL SALAZAR
Padre de dos hijos. Es consejero delegado de la empresa Gecoinsa dedicada al sector de la construcción. Desde hace trece años participa en la caravana solidaria.
ALBERT VILALTA
Ingeniero de Caminos y padre de tres hijos. Dirige las empresas Túneles y Accesos de Barcelona y del Cadí. Fue herido en una pierna al intentar huir de los secuestradores.

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