martes, 22 de marzo de 2011

Antoxidantes y su acción que retarda el envejecimiento


El estrés oxidativo que sufren las células es una condición orgánica de oxidación no controlada, que puede ser de origen exógeno o endógeno, como consecuencia de un desbalance en los mecanismos antioxidantes a nivel celular, que genera radicales libres.

Según explica Yolanda Aravena O”Kuinghttons, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello, “cuando se produce una formación no controlada de radicales libres que exceden la actividad de los sistemas de defensa, trae como consecuencia un envejecimiento acelerado, que influye en patologías cardiovasculares, como trombosis, infarto, ateromatosis, además de neoplasias (colon, hepática, pulmonar) y otros como cataratas, cáncer y enfisema”, dice la experta.

Oxidación

Diversos factores pueden ser causantes del daño oxidativo en el organismo, indica la especialista. Entre ellos se encuentra el consumo de drogas, exposición al humo del tabaco, la contaminación ambiental y una alimentación inadecuada.

Es precisamente en este último punto donde es importante el consumo de alimentos que poseen antioxidantes. “Los antioxidantes de los alimentos son compuestos químicos presentes en la mayoría de las verduras, frutas, leguminosas, té, nueces, ajo, orégano, entre otras. Éstos tienen la capacidad de eliminar o neutralizar la acción de los radicales libres, limitando los efectos adversos del daño oxidativo como el inicio y progresión de muchas enfermedades durante el envejecimiento”, explica.

El aumento de radicales libres y la baja ingesta de alimentos antioxidantes provocan el daño oxidativo de la membrana celular y del genoma, propiciando un envejecimiento acelerado. Existen evidencias epidemiológicas, indica la especialista, que indican que el consumo de frutas y verduras reduce en 50% el riesgo de cáncer digestivo, de mamas, vías respiratorias, enfermedades cardiovasculares, la progresión de enfermedades degenerativas como el Parkinson y Alzheimer, además de degeneración macular.

Dónde encontrarlos

Es necesario conocer las características propias de cada alimento y el beneficio que otorgan al organismo, para adoptar medidas dietéticas saludables, subraya Yolanda Aravena.

Los Flavonoides son un grupo de antioxidantes presentes en el té, frutas cítricas, cebollas, ajo. Los Isoflavonoides se encuentran en la soya. Las Catequinas y polifenoles, en tanto, poseen un efecto antitumoral y se encuentran en el té verde y negro.

El Ácido clorogénico, es un potente antioxidante, contenido en gran cantidad en el café.

Por su parte, los Polifenoles (contienen, cambia esta palabra por tienen) una gran actividad antioxidante y se los puede encontrar en el vino tinto, piel y pepa de uva, arándanos, avena, ajo, jenjibre, orégano y tomillo.

La Vitamina E, es otro antioxidante liposoluble y junto a la Vitamina A, tienen un papel importante como agentes protectores frente a la peroxidación lipídica y padecimientos como cataratas. Además, ayudan a combatir enfermedades cardiovasculares, el cáncer y las alteraciones en la función inmunitaria. También desempeñan una acción relevante en la disminución de la progresión del Alzheimer.

En los ancianos, se recomienda aumentar el consumo de vitamina A, a partir de los betacarotenos, un precursor de esta vitamina.

Los Carotenos, existen en abundancia en la naturaleza en frutas y verduras de colores amarillo, rojo, verde oscuro, y anaranjado como la zanahoria. Un potente caroteno es la astaxantin presente en el salmón natural, que junto a la luteína, intervienen en el mantenimiento de la retina, agudeza visual. La luteína podemos encontrarla en espinacas, repollo, brócoli, maíz, pimentón, naranja.

La vitamina C se asocia a la protección contra las enfermedades degenerativas, como el cáncer y enfermedades cardíacas, se encuentra en cítricos como tomate, pimentón, frutillas y arándanos.

Otros elementos importantes son el Selenio, Zinc y Cobre, que forman parte de una enzima, que junto a la Catalasa protegen contra el daño celular. El Selenio participa en la prevención de la cirrosis hepática, enfermedades cardiovasculares y cáncer, se encuentra en pescados y cereales integrales. El Zinc se relaciona con la disminución o de la pérdida de sensibilidad gustativa, anorexia, mala cicatrización y deficiencia respuesta inmunitaria, presente en lentejas, carne de vacuno, mariscos (ostras). Por su parte el Cobre, está ligado a la intolerancia a la glucosa, anemia y osteoporosis.

El Magnesio, se asocia a síndromes neuromusculares, como fatiga crónica y se le considera un factor de riesgo de la hipertensión arterial, arterioesclerosis y arritmias cardíacas, menor respuesta a la insulina y a la patogénesis del Alzheimer. Se encuentra en las nueces y paltas, principalmente.

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