miércoles, 15 de abril de 2009

Dos forenses turcos dicen que avisaron de que 30 cuerpos iban sin identificar


NATI VILLANUEVA | MADRID
Actualizado Jueves, 16-04-09 a las 04:46
Dos de los forenses turcos que participaron en el proceso de identificación de los 62 militares muertos en el accidente aéreo del Yak-42, que tuvo lugar en Trabzon (Turquía)el 26 de mayo de 2003, aseguraron ayer que los militares españoles tenían prisa por llevarse los cuerpos a su país y que éste fue el motivo por el que firmaron el acta de entrega en el que se dejaba constancia de que 30 de los 62 cuerpos aún estaban sin identificar.
Durante una nueva sesión del juicio, en la que el fiscal elevó a definitivas sus conclusiones provisionales (mantiene así su petición de pena de cinco años para el general Navarro y de cuatro y medio para el comandante José Ramón Ramírez y el capitán Miguel Ángel Sáez por falsedad documental), el responsable del equipo turco que dirigió las autopsias aseguró que advirtió al general Navarro de la imposibilidad de identificar 30 de los 62 cuerpos sin pruebas de ADN.
Bulent Sam, cuyo testimonio aceptó ayer entre aplausos el Tribunal pese a haberlo rechazado el pasado 31 de marzo —al estimar entonces que no era «apropiado ni prudente»—, explicó el proceso que se siguió para poner nombre a los militares, una labor en la que «las decisiones de identificación se tomaron conjuntamente» entre los turcos y los españoles.
Trabajo en equipo
A diferencia de lo señalado por Navarro y los otros dos militares encausados, quienes aseguraron que los forenses turcos no les dejaron «tocar» los cuerpos, Sam negó que su equipo pusiera impedimentos, aunque sí reconoció que él mismo era quien dirigió las necropsias, un proceso en el que en todo momento, estuvieron presentes militares españoles. Fueron ellos quienes «ayudaron» a poner nombres a los cadáveres, pues tenían en su poder la lista de pasajeros y el rango de cada uno.
Pudimos identificar 32 cadáveres, pero no los otros 30 (...). Subrayamos que se tenía que hacer el test de ADN, pero los responsables españoles insistían en llevárselos incluso sin identificar»
«Pudimos identificar 32 cadáveres, pero no los otros 30 (...). Subrayamos que se tenía que hacer el test de ADN, pero los responsables españoles insistían en llevárselos incluso sin identificar, porque dijeron que tenían que llegar al funeral que se iba a celebrar en España (al día siguiente), por lo que prometieron que terminarían el proceso de identificación en España».
Sam explicó a la Sala que las identificaciones de los 32 primeros cadáveres no plantearon problemas, pues muchos de los militares conservaban su documentación. En otros casos, fue el equipo médico español el que los identificó, bien por los galones, bien por otros objetos como anillos, cadenas o medallas.
Sin embargo, el estado en el que se encontraban los 30 cuerpos restantes hacía imposible su identificación sin recurrir a las pruebas de ADN, cuyo resultado exigía el contraste entre la muestra tomada por los turcos (lo que hicieron con todos los cuerpos) y las de familiares de los fallecidos. Sin embargo, apuntó el forense, «dijeron que no podían esperar». Sam aseguró que tampoco en la firma del acta de entrega de las autoridades turcas, los militares españoles plantearon ningún problema o duda, porque el párrafo en el que se dejaba constancia de que faltaban 30 cuerpos por identificar les fue traducido, como el resto del acta, al español. Afirmó que en todo momento, ya desde el lugar del accidente, tanto los cuerpos como las bolsas que los transportaban estaban numerados y que ese número se conservó hasta el final.
«Olía a alcohol»
Preguntado por la propia defensa de Navarro sobre el estado en el que se encontraba su defendido (este forense, junto con otros tres, aseguró en una entrevista en un diario el pasado domingo que el militar estaba borracho), Sam declaró que «olía a alcohol, todo el equipo lo vio», aunque precisó que estaba consciente, «en condiciones», apostilló.

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