viernes, 1 de enero de 2010
Descubierto el origen del cáncer que diezma a los demonios de Tasmania
EFE - Washington - 31/12/2009
El cáncer que amenaza con extinguir a los demonios de Tasmania se origina en un tipo especial de células y es contagioso por contacto físico, según un estudio divulgado hoy por la revista Science .
El demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) es un marsupial carnívoro que sólo sobrevive en la isla de Tasmania, al sur de Australia. Tiene el tamaño de un perro pequeño depredador que también se alimenta de carroña. Debido a que se le consideraba una amenaza para el ganado fue blanco de los cazadores hasta 1941, cuando el gobierno de Tasmania, un estado de Australia, puso fin a su virtual extinción.
Pero ahora su existencia está amenazada por un cáncer facial que ha reducido su población y podría decretar la existencia total del animal en los próximos 40 años, según los científicos. El cáncer se caracteriza por la aparición de grandes tumores en la cara y el hocico del animal, los cuales se propagan después a los órganos internos. Hasta ahora se sabía que el mal que mata a los diablos es un cáncer, pero los científicos ignoraban su origen.
Sin embargo, investigadores de la Universidad Nacional de Australia determinaron que la enfermedad se origina en las células de Schwann que protegen las fibras nerviosas periféricas. Según Elizabethg Murchison, que dirigió el estudio, a través de las biopsias, el equipo identificó un marcador genético que podría determinarse para diagnosticar la enfermedad.
"Cuando comparamos las características de los tumores para compararlos con otros tejidos normales descubrimos que casi todos tenían células Schwann", indicó Tony Papenfuss, del Instituto Walter and Eliza Hall, en Melburne, Australia.
Según Greg Woods, del Instituto Menzies de Investigaciones de la Universidad de Tasmania, el descubrimiento es importante por cuanto representa un paso más en los esfuerzos por comprender la enfermedad. "Los diablos desarrollan tumores de diversos tipos y los marcadores genéticos que hemos identificado nos ayudan a diferenciar los de la enfermedad facial", añadió Woods, que también participó en la investigación.
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