David Dueppen está en una esquina con la cabeza gacha, rendido. Arrinconado por las cámaras de televisión. Ha caído en la emboscada de la prensa. Antes era el padre David, de la parroquia católica apostólica y romana de St. Francis De Sales de Miami Beach. Ahora, es el padre de Marilyn Epiphany Hernández, la niña que tuvo con la entonces stripper Beatrice Hernández.
Los periodistas le hacen preguntas, pero él permanece en silencio. "No comments". Beatrice Hernández tiene a la niña de ambos, Marilyn, en sus brazos.
"Esto no fue lo que acordamos. Esta visita se terminó", le dice a Hernández, "te veo pronto", le dice a su hija, Marilyn.
Dueppen ha llegado con otro hombre, quien resulta ser el supervisor de esta visita.
"Me llamo Henry Palm y trabajo para una compañía independiente que se llama Familiy Ties", afirma ante las preguntas. "Vamos a tener que reunirnos en la oficina. Se suponía que nos íbamos a reunir en otro lugar, pero un día antes ella llamó para cambiar el lugar. Esto que ha hecho es un desacato a la corte", afirma Palm.
Dueppen se retira molesto con las cámaras detrás y se monta en su auto con el supervisor independiente y se va. ELMUNDO.es/America se puso en contacto con esta empresa, pero sólo respondió una contestador. Nunca devolvieron la llamada.
Actualmente, Hernández tiene la custodia total de la niña y Dueppen está buscando revertir esa situación. Según Hernández en la visitas del 23 y 24 de diciembre, que tuvieron lugar en un restaurante McDonalds, el supervisor ni siquiera se identificó.
"[El supervisor] Me dijo que podía perder a la niña porque David tiene trabajo y mucho poder", dice Hernández que afirma que el 'padre David' le quiere quitar a su hija y que el arzobispo de Miami, John Favalora, es quien está detrás.
ELMUNDO.es/America contactó en varias ocasiones con la oficina de prensa de la Archidiócesis de Miami, para que el arzobispo Favalora responda a las acusaciones de Hernández, pero contestaron que eso no será posible.
Un amor prohibido
El amor entre el sacerdote y la bailarina comenzó en un lugar prohibido para menores. Hace 6 años y medio, Beatrice trabajaba como bailarina en 'Porkys', un strip club de Miami. Cuenta que un domingo estaba aburrida en su casa y se fue al local a tomarse una copa con los amigos. El dueño le dijo que por favor se pusiera a trabajar porque no había suficientes bailarinas.
"Felizmente había llevado mi maleta con mis cosas", recuerda. Así que Beatrice se puso a bailar y de pronto desde el escenario vio al padre David hacer su entrada al club. "Qué hombre tan lindo", afirma que pensó en ese momento. De pronto Beatrice estaba sentada con el futuro padre de su hija en un cuarto privado del club. Esa noche Dueppen se gastó 1.800 dólares en el local, recuerda ella.
"Cuando me dijo que era cura, no le creí porque ese lugar está lleno de gente loca. Nadie dice la verdad". El padre David pronto se volvió un cliente asiduo del club. "Me trataba muy bien, hablaba muy lindo", recuerda Hernández.
Dueppen en aquel entonces vivía en Cayo Hueso y ella le visitaba, hasta que él pidió su traslado a la iglesia St. Francis de Sales en Miami Beach y se mudó a la casa de Hernández. Ella vive ahora allí con su hija. Allí estuvieron viviendo juntos durante tres años y medio.
A los vecinos les chocaba ver a un cura católico entrar a veces a la casa con sotana y luego verlo salir de la mano con una mujer. "Luego [los vecinos] se terminaron adaptado", cuenta Hernández. Sin embargo, los problemas estaban por venir porque para el padre David; el vivir con una mujer no era suficiente excentricidad.
Oficiaba misas dentro de la casa y a veces "lo hacía desnudo". Hernández cuenta que Dueppen le decía que en la casa había 'demonios' y que había que exorcizarlos. Por eso se traía los santos óleos de la iglesia y hasta montó un altar dentro de la casa con San Martín de Porres y San Judas Tadeo. Hernández recuerda que "un día me llevó a Cayo Hueso y me dijo que tenía demonios y que me desnudara en el altar de la iglesia. Me puso los santos óleos en la piel, era como un exorcismo". En otra ocasión la llevó a un club de intercambio de parejas, a un club 'swinger'.
"Me dijo que tenía un demonio borracho y que para librarme de él, tenía que tener relaciones sexuales con una mujer borracha. Le dije que no me gustaban las mujeres. Le respondí que por qué él no se metía con un hombre y me dijo que si eso era lo que yo quería no tenía ningún problema, pero nunca lo hizo". Ahora Dueppen no es bienvenido en estos clubes, porque es conocido como un cliente problemático, cuenta Hernández.
Los problemas empezaron cuando Hernández descubrió que David Dueppen contrataba los servicios de prostitutas. "Un día le descubrí unos papeles donde él escribía los nombres de las chicas, sus características, la dirección, todo". Es entonces cuando Hernández fue a la archidiócesis a contar las 'perversiones' de Dueppen. "La Archidiócesis de Miami sabía todo lo nuestro y me dieron 50.000 dólares para que me callara. Nos separamos. Eso fue hace unos tres años".
Hernández cuenta que en ese tiempo abortó de un hijo de Dueppen, que pagó la cuenta en efectivo. Habló incluso del lugar donde se le practicó la intervención. Se trata de 'A choice for women'.
"Estoy arrepentida por eso, como si hubiera cometido un crimen. Él me dijo que era lo mejor porque ese bebé estaba endemoniado". Lo irónico es que según Hernández, David Dueppen, que era un cura católico, tenía una calcamonía en su coche que decía 'choose life' que significa 'escoge la vida'. Un eslogan de los grupos antiaborto.
La Iglesia versus la 'stripper'
Después de haberse separado de Dueppen, Hernández volvió a trabajar de bailarina para conseguir el dinero para vivir porque cuando vivía con el religioso tenía los gastos cubiertos. "Él ganaba 2.200 dólares al mes, pero la Iglesia le pagaba la casa, la comida, todo". Hernández cuenta que Dueppen la buscó en todos los clubes nudistas de Miami, "se conocía todos los lugares".
Dueppen le dijo que estaba arrepentido y que quería intentarlo de nuevo. "Me dijo que quería tener hijos y que si tenía una hija le iba a poner Lourdes como la virgen". Entonces volvieron y transcurrido un tiempo Hernández le dijo que creía que estaba embarazada. Dueppen reaccionó yéndose de la casa por segunda vez. Ella se hizo la prueba de sangre y salió positiva. Luego, llamó a la iglesia para contarles la buena nueva y decirles que necesitaba hablar con Dueppen.
Cuando ambos se volvieron a ver, la niña ya había nacido. Él le dijo que no creía que la hija era suya y se puso agresivo. "Me jaló el pelo y trató de ahorcarme. Después de nacer la niña seguía incrédulo y agresivo conmigo, así que le obligué a hacerse una prueba de ADN". Los resultados fueron positivos y Hernández demandó a Dueppen pidiendo la manutención de la niña. Dueppen respondió volviéndose a poner agresivo con Hernández.
La Archidiócesis de Miami respondió al hecho con un comunicado muy escueto en el que prácticamente se "lava las manos" de cualquier responsabilidad con el caso de la 'oveja descarriada' David Dueppen. En una parte dice que "el arzobispo Favalora expulsó (a Dueppen) del ministerio parroquial y le concedió una licencia de 13 meses en los que recibió asistencia espiritual". Sin embargo, luego afirma que "fue reasignado a una iglesia en 2007, pero no con las responsabilidades de un párroco". Es decir, para esta institución el que un cura visite clubs de 'strippers', embarace a una bailarina y luego niegue su paternidad no fue suficiente motivo para separarlo totalmente de la Iglesia.
Según Hernández, la Archidiócesis de Miami es quien paga todos los gastos judiciales de Dueppen, quien ahora está peleando por la custodia de la niña. También denuncia que la siguen y la acosan.
"A través de mi abogado, Daniel Kaplan, ellos [la archidiócesis] me ofrecieron seis millones de dólares para que me calle y para que les dé a mi hija. Mi abogado iba a cobrar el 40% de esa cantidad", afirma Hernández. Justo en el momento de la entrevista con ELMUNDO.ES/América llamó el abogado de Hernández para decirle que no iba a representarla más.
"Kaplan, mi abogado, es uña y carne con el abogado de David. Una vez el abogado de David me insultó y Kaplan no hizo nada. Se hizo el loco", recuerda Hernández.
Hernández también cargó contra el arzobispo Favalora, a quien acusa de respaldar a Dueppen. "Yo he vivido con el padre David, así que me sé todos los trapos sucios de ellos. Mejor es que me dejen tranquila".
Hernández dice que el día 14 de enero Kaplan le va a decir al juez que se retira del caso. Para el 25 de enero estaba programada la otra visita paterna, pero por el cambio de abogado se tendrá que reprogramar para otro día. Mientras tanto, la lucha bíblica de David contra Goliat continuará.
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