jueves, 28 de enero de 2010

Los trapicheos de la familia de «El Rafita»

Los trapicheos de la familia de «El Rafita»
29 Enero 10 - Madrid - Laura L. Álvarez
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Se dedican a la venta de motores de coches robados. Después queman los vehículos para borrar huellas.

MADRID- Son viejos conocidos de la Policía. Roban coches, los desguazan para revender y queman lo que ya no sirve... la familia de «El Rafita» no pasa precisamente desapercibida en la Cañada Real Galiana, donde tienen su «centro de operaciones». Es más, el 80 por ciento de los coches que aparecen quemados en la vía pecuaria han sido incinerados por esta familia, según fuentes policiales. Primos, tíos, hermanos... muchos de ellos se han especializado en vender motores de coches robados pero no sólo operan en la capital, y han extendido su negocio fuera de nuestras fronteras ya que, según las misma fuentes, varios miembros de esta familia también hacen de intermediarios para bajar piezas robadas a Marruecos.
Parece ser que de casta le viene al galgo porque en esas pillaron el pasado 23 de enero a Rafael García, el implicado más conocido en el crimen de Sandra Palo. A la 1:30 de esa madrugada fue detenido junto con otros tres jóvenes –que también contaban con numerosos antecedentes policiales– cuando intentaban robar un coche en la calle Clarinetes, en el distrito de Latina.
En ese momento llevaban encima todo lo necesario para desguazar un coche: una linterna mechero, guantes, un destornillador, alicates, tenazas, y una sierra de 35 centímetros con la que estaban rompiendo el volante.
Pero no era la primera vez que lo hacía. El joven está acusado de robar el pasado junio un ordenador en Málaga, pese a estar cumpliendo la libertad vigilada, así como otro robo con fuerza ocurrido el 23 de diciembre en Alcorcón, justo un mes antes del último.
Su extensa familia (son más de una veintena miembros) es menos conocida que él, a pesar de delinquir sistemáticamente. Hacen vida en dos parcelas «prestadas» en el tramo posterior a la incineradora de Valdemingómez (dirección Getafe), donde se asientan chabolas y edificaciones más y menos modestas ocupadas principalmente por gente de etnia gitana. Pero «El Rafita» trata de pisar poco la vía pecuaria porque, al parecer, no es del todo bien recibido por los vecinos de esa zona de la Cañada, conocedores del crimen que supuestamente cometió en 2003 (aunque él afirma que sólo estaba allí cuando todo ocurrió). Ahora, frecuenta más la casa de Alcorcón, donde la familia posee varios pisos de realojo en un edificio cerca del la Fundación Hospital de Alcorcón. Pero ya no le gusta estar ahí porque es mucho más fácil que le localice la prensa y «no soporta el acoso mediático». Sobre todo desde que concedió una entrevista, en esa misma casa, a los informativos de Telecinco. Ahí dijo que su familia siempre le había advertido de sus «malas compañías».

Una práctica muy frecuente
Es una práctica habitual para los ladrones de coches que sólo quieren las piezas del vehículo para revender. Para no dejar huellas, lo desguazan y le prenden fuego. Es lo que hace la familia de «El Rafita» en la Cañada Real Galiana, donde, en el tramo en el que viven, no es raro ver vehículos calcinados cada mañana. Pero no sólo ocurre en este punto de Madrid. En el distrito de Villaverde, por ejemplo, y en muchos descampados cercanos a asentamientos chabolistas tampoco es inusual ver las llamas de un vehículo ardiendo por la noche.

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