Lisboa. (EFE).- El tren de alta velocidad (AVE) entre España y Portugal enfrentó al primer ministro socialista luso, José Sócrates, y a la líder conservadora, Manuela Ferreira Leite, que prometió suspender el proyecto e insistió en que su país "no es una provincia española".
La conexión de alta velocidad con España produjo uno de los momentos más tensos en el debate electoral entre los líderes de los dos principales candidatos a las elecciones generales del próximo día 27 en Portugal, en las que el Partido Social Demócrata (PSD) de Ferreira Leite aspira a suceder al actual Gobierno socialista.
La líder de la oposición dijo que no le gusta "que los españoles se metan en la política portuguesa" y achacó el interés de España por que el tren de alta velocidad llegue a Portugal a que, de ser así, recibirá más fondos de la Unión Europea.
Sócrates defendió en cambio las "inversiones en las redes de alta velocidad" para ayudar a superar la crisis y criticó que la candidata de la oposición esté dispuesta a faltar a su palabra con España y echarse atrás en un proyecto que respaldó cuando era ministra en 2003.
Pero Ferreira Leite insistió en que si llega al Gobierno suspenderá "inmediatamente todas las inversiones en esta materia" y subrayó que ella se debe a los intereses de los ciudadanos portugueses y no a los españoles. "Portugal no es una provincia española", dijo en dos ocasiones la dirigente conservadora, que se quejó de "manifestaciones, peticiones y presiones" contra ella realizadas de forma conjunta por socialistas lusos de las regiones fronterizas con España y alcaldes españoles de la zona. "La situación económica del país es insostenible y estas inversiones no se pueden llevar a cabo", argumentó Ferreira Leite, que hizo hincapié en el problema del endeudamiento de Portugal para justificar su oposición al proyecto de alta velocidad.
La prevista conexión ferroviaria, que uniría Lisboa con Madrid y con la ciudad gallega de Vigo -a través de Oporto- debe estar terminada en 2013, según varios acuerdos suscritos entre ambos gobiernos, y tendrá un costo para Portugal de unos 9.000 millones de euros.
Sócrates defendió también la importancia del proyecto por el carácter periférico de su país en Europa y criticó que su rival "intente frenar y hacer retroceder Portugal". "No comprendo -dijo a su interlocutora el primer ministro- por qué su partido cuando estaba en el Ejecutivo consideró que la conexión de alta velocidad con España era una prioridad y ahora cambia de opinión". Sócrates subrayó la imperiosa necesidad de incluir a Portugal en las redes europeas de alta velocidad y dijo que ante esa necesidad prefiere que la estación del tren portugués "esté en Lisboa y no en Badajoz".
Pero la oposición del PSD al proyecto ferroviario obligó ya a Sócrates, que Gobierna con mayoría absoluta desde las anteriores elecciones de 2005, a anunciar en julio que no tomaría ninguna decisión sobre las adjudicaciones de las obras antes de los comicios de este mes.
Además del proyecto del ferrocarril con España, los dos candidatos mostraron grandes divergencias en política educativa y en el combate a la crisis. Mientras Ferreira Leite sostuvo que los socialistas "han llevado a cabo en los últimos cuatro años una política económica que ha empobrecido al país", Sócrates enalteció sus logros y resaltó "las ayudas a las familias y los apoyos sociales". La presidenta del PSD criticó a Sócrates por no apoyar a las empresas y elevar los impuestos y el endeudamiento público en su Gobierno.
Por su parte el actual primer ministro presumió de haber aumentado el salario mínimo y lanzado "el mayor programa de apoyos sociales de la historia de la democracia portuguesa" y acusó a su rival de pretender desmantelar y privatizar la Seguridad Social y las pensiones.
Los dos principales candidatos lusos llevan varios meses casi empatados en los sondeos de intención de voto, aunque en los últimos el Partido Socialista saca al PSD, que ganó las elecciones europeas del pasado 7 de junio, una ventaja de 2 a 6 puntos.
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