ANNA GRAU | NUEVA YORK
Actualizado Sábado, 12-09-09 a las 21:15
James Pouillon, un veterano activista contra el aborto de 63 años, fue asesinado el pasado viernes cuando se encontraba a las 7 de la mañana a las puertas de un instituto de Owosso, una ciudad de menos de 15.000 habitantes a pocos kilómetros de Flint (donde nació el cineasta Michael Moore), en el estado de Michigan. Le dispararon desde un coche en marcha.
Pouillon era conocido por la tenacidad, la vehemencia e incluso la truculencia de su estilo de protesta. Solía plantarse a las puertas de los institutos portando fotos de fetos. Troy Newman, presidente del movimiento americano pro-vida Operation Rescue, lamentó su muerte. Se conocían hace quince años.
Hace pocos meses Newman también condenó y lamentó el asesinato en Kansas de George Tiller, un conocido médico abortista. “Estamos muy poco de acuerdo, si es que lo estamos en algo, con los defensores del aborto”, declaró Newman a The New York Times, “pero ahora tenemos en común el llamamiento contra la violencia”. Otras voces hablaron de Pouillon como del “primer mártir pro-vida”.
De todos modos no está al cien por cien claro que las ideas de James Pouillon fueran la causa de su muerte. La policía detuvo a un sospechoso, Harlan James Drake, que ese mismo día disparó contra un empresario local sin ninguna relación con el movimiento pro-vida. Y al parecer planeaba atentar contra una tercera persona si no hubiera sido detenido antes. Una posibilidad es que eligiera blancos muy visibles y llamativos. Y Pouillon, protestando a las puertas de un instituto, lo era.
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