miércoles, 16 de septiembre de 2009

Un hombre turco de 2,47 metros de altura es el más alto del mundo



Londres (EFE).- Se llama Sultan Kosen, es turco, mide 2,47 metros y desde hoy es oficialmente el hombre más alto del mundo, tras haber sido coronado como tal durante la presentación en Londres del Libro Guinness de los Récords 2010.
Sultan Kosen ha entrado al libro Guinness como el hombre más alto del mundo al medir 2,47 m. Aquí junto a su hermano
Sultan Kosen ha entrado al libro Guinness como el hombre más alto del mundo al medir 2,47 m. Aquí junto a su hermano / Getty



Kosen, que fue jugador de baloncesto profesional hasta que una lesión de espalda le obligó a retirarse, también posee las manos y los pies más grandes del globo, de 27,5 y 36,5 centímetros respectivamente, una "gran" complexión física que en ocasiones le ha jugado malas pasadas.

En este sentido, el turco ha confesado que las mujeres "se asustan al verle" y que, por ello, nunca ha podido estar con una chica: "Espero que ahora que soy famoso pueda conocer a muchas mujeres. Me gustaría poder casarme algún día", ha afirmado. Asimismo, ha explicado que algunas acciones habituales como entrar en un coche, hacer la compra, vestirse o dormir a pierna suelta se han convertido para él en auténticos quebraderos de cabeza debido a su extraordinario tamaño.

Kosen creció como cualquier otro niño hasta los diez años, cuando un tumor en la glándula pituitaria le provocó una enfermedad conocida como "gigantismo pituitario", que descontroló su ritmo de crecimiento. Hace un año, el nuevo "hombre récord" fue intervenido quirúrgicamente para extirparle el tumor, tras lo cual, de forma instantánea, su cuerpo dejó de crecer. "Lo bueno de ser tan alto es que puedo ver a la gente desde muy lejos y puedo cambiar fácilmente las bombillas y descolgar las cortinas", ha bromeado Kosen.

Frente a este "gigante", el Libro Guinness reconoce al chino He Pingping como el hombre más bajito del mundo, con una estatura de 73 centímetros.

Miles de personas se postulan cada año ante los responsables del Libro Guinness de los Récords con la ilusión de que sus hazañas sean reconocidas con un diploma y de que su nombre forme parte de este peculiar libro cuya primera edición data de 1955.

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