jueves, 17 de septiembre de 2009
Los jueces de gol pasan su primera prueba
Pedro Martin | 18/09/2009
El experimento de los jueces de gol (o de área) pasó ayer su primera prueba. Y no fue una prueba cualquiera. Se ensayó en los 24 partidos disputados ayer de la Europa League, el segundo torneo de clubes más importante del continente, que ayer estrenaba su nueva fase de grupos. A bote pronto, la impresión general de la primera exposición de los jueces de gol ante el público resultó inofensiva, incluso positiva. Su presencia no resultó molesta y provocó, en principio, un efecto disuasorio en los jugadores (tuvieron menos ganas de tirarse en las áreas y se observaron menos agarrones de los defensas).
La demostración de ayer habrá dejado satisfecho a Michel Platini, principal impulsor de esta idea. El presidente de la UEFA lleva tiempo presionando para que los jueces de gol (árbitros asistentes adicionales en la terminología oficial) sean una realidad en el fútbol del Siglo XXI. Para acabar de convencer a la International Board, el órgano legislador, Platini ha optado por presentar su propuesta en un torneo organizado por la UEFA, no el mejor, por si acaso la fórmula no funciona, pero sí de notable interés.
Si no surgen problemas y los árbitros apoyan la iniciativa (algunos no lo tienen claro), es probable que los jueces de gol sean incluidos pronto en el reglamento. Eso sí, sólo para el fútbol de élite. Es el único que puede soportar el gasto generado por seis colegiados (un árbitro, dos jueces de línea, dos jueces de gol y un reserva). Más ojos para ver, más dinero que pagar.
Ayer, a los espectadores que asistieron a los encuentros de la Europa League, les sorprendería el ejercito arbitral que se alineaba junto a los futbolistas en el centro del campo antes de empezar a jugar. Luego tuvieron la ocasión de apreciar las novedades que provoca la figura de los jueces de gol, que se situaron más allá de la línea de meta, afuera, en el lado de la portería contrario al juez de línea que vigilaba esa mitad del campo.
Algunos portaban avisadores para comunicarse con el árbitro principal y otros no, aunque todos llevaron micrófonos para mantenerse al habla entre sí. Fue habitual ver a los jueces de gol meterse dentro del campo para seguir más de cerca las jugadas y para hacer notar que su labor no se ciñe a vigilar la portería (pueden influir para que el árbitro sancione cualquier infracción). Otros, sin embargo, parecieron incómodos, se mostraron pasivos y tardaron en reaccionar. Comportamiento comprensible para un trabajo nuevo.
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