miércoles, 14 de octubre de 2009

Los celadores denuncian la falta de seguridad en el hospital de Mérida




Los celadores del Hospital de Mérida denuncian la inseguridad con la que trabajan, debido a que no disponen de agentes de seguridad en las puertas y sufren amenazas de manera frecuente, una situación que se ha agravado después de la agresión sufrida por una trabajadora el pasado viernes, en la que resultó brutalmente agredida, supuestamente, por tres mujeres de etnia gitana.
La celadora que sufrió las agresiones, María del Carmen Roldán, señaló que las mujeres, que estaban visitando a un enfermo, la insultaron, le pegaron puñetazos y patadas en la cara y las piernas y la arrastraron por el pasillo del hospital por los pelos hasta que sufrió un desgarro en el cuero cabelludo. Se encuentra «muy mal» psicológicamente.
Según Roldán, los ataques verbales son frecuentes en la puerta de acceso del hospital emeritense, aunque la agresión sufrida le hace «sentir pánico», sobre todo porque las mujeres, que se encuentran en búsqueda y captura, pueden volver y no hay agentes que velen por su integridad física y por la del resto de celadores.
Sólo existen dos agentes de seguridad en las instalaciones que rotan por todas las plantas del hospital de manera constante y no pueden permanecer en las puertas de acceso, como ocurre en otros centros hospitalarios.
Más inseguridad
El hecho de que el centro se encuentre en el Polígono 'Nueva Ciudad', en el que habitan muchas familias de carácter marginal, señala, agrava la situación de los profesionales sanitarios del hospital.
En concreto, los hechos ocurrieron a las 20,00 horas del pasado viernes, cuando la víctima, que ocupaba su puesto de celadora en la entrada principal de hospital, ordenó a las agresoras que abandonaran las instalaciones, debido a que la hora de visitas había acabado. Las tres mujeres la amenazaron, sugiriéndole que no acudiera a trabajar al día siguiente, porque «la iban a matar», y procedieron a pegarle hasta que el resto de trabajadores intercedieron.
Una de las mujeres fue controlada por los compañeros del hospital, aunque las otras dos continuaron con los golpes y fue necesario que varias personas intercedieran. Aunque la dirección ordenó cerrar las puertas del hospital, las tres mujeres huyeron y en estos momentos se encuentran en búsqueda y captura.
Roldán afirmó «sentirse abandonada», ya que, según declaró, permaneció en la sala de Urgencias más de una hora para ser atendida, pese a las lesiones y el estado anímico que presentaba.
Según afirmó, no le hicieron radiografías, sólo recibió la ayuda de una compañera y, a pesar de que abandonó el centro a la una de la madrugada y reside fuera de Mérida, ningún responsable del centro se ocupó de su traslado a su domicilio.

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