jueves, 17 de junio de 2010

EE UU fusilará este viernes a un preso que está en el corredor de la muerte de Utah


AGENCIAS. 17.06.2010 - 18.17 h

El preso Ronnie Lee Gardner, condenado a muerte por el asesinato de un abogado en 1985, morirá finalmente fusilado este viernes, después de que una juez de Utah ( EE UU) accediese a petición del propio reo, que quería ser ejecutado por un pelotón de fusilamiento, algo inédito desde 1996.

Desde que se reinstauró la pena capital en 1976, Utah es el único estado donde se permite recurrir a un pelotón de fusilamiento como método de ejecución, además de Oklahoma. Los presos pueden elegir entre ser fusilados o la inyección letal o un cóctel de tres drogas, que se ha convertido en la opción preferida.

La juez del Tercer Distrito Robin Reese autorizó el uso de este método para quitar la vida tras la petición y reafirmación en vista oral del condenado, que afirmó: "me gustaría el pelotón de fusilamiento, por favor", según la CNN.

Le sentarán y le pondrán una capucha y una diana sobre el corazón al la que dispararán los verdugos

Hace catorce años que en EE UU no se usa el fusilamiento para ejecutar penas de muerte, desde que en 1996, el preso John Albert Taylor dijo haber elegido ese método para avergonzar al sistema judicial de Utah por contemplar todavía la pena capital mediante disparos. Antes que él, en 1977 fue fusilado Gary Gilmore, que se hizo célebre al afirmar justo antes de que le dispararan, "hagámoslo".

El tristemente célebre Ronnie Lee Gardner tiene un triste y delictivo pasado. Después de ser abandonado con dos años pasó por instituciones psiquiátricas y fue víctima de abusos sexuales y las drogas en su adolescencia. Después inció una carrera delictiva, que le llevó a asesinar al abogado defensor que le tutelaba en otro juicio en el que ya estaba acusado de haber asesinado a un camarero.

El método que se empleará hará que Gardner se siente en una silla, con la cabeza tapada y una diana sobre el corazón. Allí apuntarán los cinco encargados de su muerte, que harán los disparos a través de unos pequeños huecos practicados en una pared.

Los ejecutores son agentes de la ley, cuya identidad no se hará pública. Cuatro de ellos matarán al preso, el quinto, llevará balas de fogueo. Así se garantiza que nadie sepa quién le quitó la vida al condenado y se protege a los verdugos de represalias y de su propia conciencia.

En EE UU el gobernador del estado en que se ejecuta la pena tiene la potestad de detener la ejecución y conmutar la pena por la de cadena perpetua. Gardner no puede confiar en que Gary Herbert, gobernador de Utah, llame en el último momento: su petición de conmutar la pena ha sido rechazada en numerosas ocasiones.

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