domingo, 13 de junio de 2010

Muerte a los gays, en el nombre de Alá


13 Junio 10 - Ethel Bonet
Compártelo:



Al contrario que en Israel, la mayoría de los países islámicos criminaliza a los homosexuales

Islamabad- La machista sociedad musulmana castiga la homosexualidad, incluso con la pena de muerte en algunos países. Ser homosexual se considera un delito «grave» en regímenes represivos como Irán, Arabia Saudita, Yemen, Sudán, Afganistán y Pakistán y a los sospechosos se les aplica la pena máxima, bien la muerte en la horca o cadena perpetúa. En países islámicos, relativamente moderados, como Argelia, Túnez, Jordania, o Turquía hay más tolerancia hacia la homosexualidad, pero, igualmente, se castiga con multas o penas de encarcelamiento.

Así, en la República Islámica donde la homosexualidad está perseguida desde la llegada al poder de los ayatolás, más de 4.000 iraníes han sido ejecutados públicamente por su condición sexual. Durante el régimen talibán en Afganistán se cometieron atrocidades como la de aplastar hasta la muerte con un tanque militar o con la pala de una excavadora a hombres acusados de prácticas homosexuales. En Pakistán, el Código Penal considera las prácticas sexuales entre hombres como un crimen contra la naturaleza y a los acusados se les aplican penas que van desde los dos años de prisión hasta la cadena perpetua e incluyen un castigo corporal de 100 azotes. En algunos casos extremos, si se aplica la ley islámica o «Sharia», el acusado podría ser condenado a muerte por apedreamiento.

Sólo el año pasado, un centenar de hombres acusados por practicar la sodomía fueron ejecutados en Arabia Saudita.

Sin embargo, las relaciones sexuales entre varones son frecuentes en el mundo musulmán, aunque encubiertas a los ojos de la sociedad. La represión sexual y la estricta separación de sexos en los ámbitos públicos fomenta el acercamiento carnal entre hombres. Debido a esta limitación sexual, los musulmanes son condescendientes y toleran la bisexualidad, siempre y cuando el sujeto sea activo. La sodomía como acto, no como tendencia sexual, es una práctica muy extendida en el mundo islámico.

En Afganistán, el sexo entre oficiales del Ejército y soldados imberbes –muchos de ellos adolescentes– está a la orden del día. La sodomía es también una práctica común en las filas de la corrupta Policía afgana.

Líderes religiosos extremistas y sus seguidores manipulan y distorsionan los conceptos del islam en sus arengas fundamentalistas para justificar la represión contra los homosexuales.


«Homosexualidad, corrupta»
«El Corán establece claramente que la homosexualidad es injusta, no natural, transgresora, ignorante, criminal y corrupta», asevera el grupo político ultra religioso paquistaní, «Jamaat-e-Islami».

Sin embargo, en el libro sagrado de los musulmanes no hay ninguna mención explicita que condene esta tendencia sexual.

La psicóloga paquistaní Durre Ahmad, autora del libro «Masculinidad, Racionalismo y Religión» explica a LA RAZÓN que la condena religiosa a la homosexualidad se basa en las interpretaciones de escuelas juristas puritanas como la wahabí, de Arabia Saudí. Los argumentos en los que se basan los juristas islámicos son unos versículos del Corán que narran las «trasgresiones sexuales cometidas por la gente de Lot».

A juicio de la doctora Durre, el Corán «no condena la homosexualidad sino las prácticas sexuales promiscuas».

Mientras las autoproclamadas autoridades religiosas sigan empuñando la espada de la justicia divina, los homosexuales seguirán siendo víctimas del acoso, la persecución y las ejecuciones extrajudiciales en el mundo musulmán. En medio de la vorágine del fundamentalismo islámico, sobrevive el estado de Israel; el único país en la región donde no se transgreden los derechos individuales de los homosexuales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario