Nueve policías estatales murieron el jueves en el municipio de Jilotlán de los Dolores (en el Estado mexicano de Jalisco, al oeste del país) en un paso más de la escalada de violencia que azota estos días México.
Siete días, cinco matanzas, un centenar de muertos
Capital:
Ciudad de México.
Gobierno:
República Federal.
Población:
109,955,400 (est. 2008)
Hacia las cinco de la tarde locales (la madrugada del viernes en España) 10 camionetas con sicarios armados con fusiles de asalto y lanzagranadas cayeron sobre los agentes en un desfiladero que conducía a la presa Chilatán.
Unos 20 policías repartidos en cinco patrullas recorrían la zona después de recibir informes de la presencia de grupos armados en la zona. El comando de sicarios viajaba en al menos diez camionetas Suburban Liberty y pick up.
Los agresores superaban en número a los policías, que lograron repeler la agresión a pesar de la elevada cantidad de bajas. Además de los nueve muertos, un agente más permanece desaparecido. Según las primeras informaciones, los sujetos armados podrían habérselo llevado con ellos en su huida hacia Michoacán.
La Secretaría de Seguridad de Jalisco protestó porque, cuatro horas después del ataque, a la zona de la emboscada aún no había acudido ninguna otra autoridad ni municipal, estatal o federal.
Ataque con granadas
Este no fue el único incidente violento en Jalisco el jueves. Una camioneta arrojó dos granadas de fragmentación contra un chalé en la colonia Bellavista, en Zapopan, dejando cinco heridos, entre ellos dos niños menores de dos años
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