martes, 30 de noviembre de 2010

FMC Foret cierra su planta de fosfatos en Huelva tras sentencias contra el apilamiento de productos


Foret cerrará su fábrica de Huelva el próximo 31 de diciembre. La empresa no sobrevivirá al cese de los vertidos de fosfoyeso, que se producirá a final de año en aplicación de la sentencia de la Audiencia Nacional que considera caduca la concesión administrativa que permite a Fertiberia y Foret realizar los depósitos. Después de estudiar diversas alternativas, explicó ayer la empresa en un comunicado, ninguna es viable para la continuidad de la fábrica. El resultado: los 142 trabajadores directos que tiene la empresa en Huelva y 30 de sus oficinas centrales en Barcelona quedarán sin empleo. Además de ellos, hay alrededor de 280 empleados indirectos, de contratas pero que desarrollan su labor en la fábrica, cuyo futuro también queda en entredicho.

La noticia llegaba ayer como un jarro de agua fría a la factoría de fabricación de componentes para detergentes y alimentación animal. FMC Foret había expresado en varias ocasiones su esperanza en el mantenimiento de la actividad tras el cese de los vertidos de fosfoyeso, para lo cual estudiaba diversas alternativas, desde la reutilización del subproducto (sulfato cálcico) a la adquisición del ácido fosfórico en el exterior, al igual que hará Fertiberia (que ha cerrado un acuerdo con una compañía marroquí). Aunque la empresa había tenido pérdidas en tres de los últimos cuatro ejercicios, según la información aportada a los sindicatos, había reiterado su vocación de permanencia.

Para ello estaba en negociaciones con Fertinagro, la compañía de fabricación de fertilizantes que se va a hacer cargo de la antigua factoría de Nilefos. Sin embargo, después de estudiar varias fórmulas posibles de colaboración, las negociaciones se rompieron. El elevado precio del ácido fosfórico, materia prima para la fabricación, frente a las posibilidades de los productos (en gran parte polifosfatos, los mismos que fabricaba Nilefos hace dos años) está, según las explicaciones aportadas por la empresa a los trabajadores, detrás del cierre de la factoría. El resto de las plantas de su propiedad (tres más en España y dos en el extranjero) permanecerán en activo, puntualizaba ayer la química.

La empresa había comunicado hace unos 15 días a sus trabajadores que ejecutaría un Expediente de Regulación de Empleo para 40 de ellos, mientras que el resto seguiría con su actividad. El anuncio de cierre llegó por sorpresa en la mañana de ayer, en la que se comunicó a los representantes de los empleados. Según explicó ayer el presidente del comité de empresa, Francisco Ruiz, la compañía ha propuesto a la plantilla la negociación de un plan social, aunque los obreros lo miran con recelo: alrededor de 90 de los 142 empleados directos son menores de 50 años, por lo que su salida de la empresa les dejaría en una situación difícil. En esa cifra se incluyen también los adscritos a los tanques de almacenamiento que la compañía tiene en Palos de la Frontera; aparte estaría la treintena de empleados de Sant Cugat del Vallès.

Frente a ello, los trabajadores reclaman la continuidad de la factoría y preparan un calendario de movilizaciones. Los representantes de UGT y CCOO mantuvieron en la tarde de ayer una reunión con la empresa, tras la que el presidente del comité aseguró que "vamos a seguir luchando para evitar el cierre", para lo cual prepararán un calendario de movilizaciones hoy en asamblea.

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