martes, 10 de noviembre de 2009
El francotirador de Virginia, ejecutado
Ricard Gonzalez | Washington
Actualizado martes 10/11/2009 23:43 horas
Poco antes de las 9 de la noche, el equipo de verdugos empezó a aplicar en el cuerpo de John Allen Muhammad, el francotirador que asesinó a diez personas en octubre del 2002 en el área metropolitana de Washington, las dosis de diversos productos químicos que le provocarían la muerte unos minutos después. La ejecución se llevó a cabo en el penal Greensville Correctional Center, situado en Jarrat, Virginia, y la presenciaron en directo una varias decenas de personas, la mayoría familiares de las víctimas.
Entre los asistentes, que pudieron ver el proceso a través de una ventanilla, no figuraba el gobernador de Virginia, Tim Kaine, que negó una petición de clemencia de Muhammad de última hora, el martes por la tarde. Si bien Kaine se ha mostrado públicamente contrario a la pena de muerte, ha permitido que durante su mandato se ejecutara a varios presos.
Según la ley de Virginia, el reo tiene el derecho de decidir qué tipo de método utilizarán los verdugos, la inyección letal, o la silla eléctrica. En caso que el condenado no muestre ninguna preferencia, como ha sido el caso de Muhammad, la legislación opta por la inyección letal.
La ejecución puso fin a una larga batalla lanzada por los abogados de Muhammad para salvar su vida. Su último recurso fue una apelación al Tribunal Supremo la semana pasada, alegando que Muhammad, de 49 años, sufre una enfermedad mental al tener el cerebro dañado a causa de las palizad que recibió de pequeño.
Sin embargo, el Supremo rechazó estudiar el caso, con la objeción de tres jueces, entre ellos Sonia Sotomayor, que hubieron preferido suspender la ejecución de forma temporal para estudiar las alegaciones de la defensa.
En marzo del 2004, Muhammad fue sentenciado a muerte por el asesinato de un disparo en la cabeza de Dean Meyers, cuando éste estaba en una gasolinera de la localidad de Manassas, situada unos 30 kilómetros al oeste de Washington. Su cómplice, Lee Boyd Malvo, de 24 años, pero fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de revisión a causa de su condición de menor.
Hace tres años, Muhammad, que siempre se ha declarado inocente y no ha manifestado ningún remordimiento, y Malvo fueron juzgados de nuevo en Maryland, pues seis asesinatos ocurridos en este estado, situado al norte de Washington. Mientras duró el goteo de asesinatos, entre el 2 y el 24 de octubre del 2002, la entera región que forma parte del área metropolitana de la capital vivió aterrorizada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario