domingo, 22 de noviembre de 2009

No dejó de pensar en aquella niña de 12 años y en la cocinera violada'

ELMUNDO.es |
Actualizado domingo 22/11/2009 08:09 horas



Camino de Seychelles, la libertad. La niña. La veo en mi cabeza. Recuerdo sus ojos azules, apoyada en la ventana. Me duele mucho no haberla traído conmigo. Su madre me suplicó que me la llevara. Le dije que no podía. En su barco, el Ariana, había 12 piratas. En el mío, el Alakrana, 30. La madre [Natalia Loss], esposa del jefe de máquinas, lloraba. "Llévatela", me decía. Desde entonces me miro al espejo y lloro. No dejo de pensar en esa niña, en las mujeres de ese barco. La cocinera estaba embarazada, tras ser violada por los piratas. Negociamos con el armador medicamentos para ella. Cuando los recibimos, Jama Adan [el negociador de los bucaneros] los tiró al agua. Son unos malditos. A esos asesinos sólo les deseo la muerte, les metería veneno en la comida. ¿Qué será de la niña?

Este es el testimonio del patrón del 'Alakrana', Ricardo Blach, tras una larga conversación transcrita a modo de diario [se utilizan también testimonios previos] por el periodista Martín Mucha para CRÓNICA.

VIERNES, 2 DE OCTUBRE. Primer día de secuestro. 5:30. "Son piratas, son piratas", es lo último que puedo decir por radio antes de que invadan la cubierta con sus fusiles. Tenemos las redes echadas y no podemos escapar. Puedo enviar un correo electrónico al armador [es un barco ultramoderno con comunicación por satélite y capacidad para estar conectado a internet todo el tiempo]. "Estamos bien. No envíen más emails que estamos a tope", escribo. El barco es asaltado. Los marineros, encarcelados en sus camarotes. Al capitán, Iker Galbarriatu, y a mí nos obligan a dormir en el suelo del puente de mando. Nos cubrimos con una manta. Hace frío y no cierran las puertas. Está muy oscuro.

9 AL 13 DE OCTUBRE. Segunda semana sin libertad. Ya no tengo manta, me la han quitado. Tirito de frío. Saquean los camarotes. Los muebles nuevos de color clarito se van poniendo marrones. El suelo se llena de colillas. Las reservas de alcohol se acaban. De día, nos obligan a estar sentados. Mi única compañía, aparte de los piratas, es el capitán. Charlamos y nos contamos secretos, total no nos entienden. Nos quedamos sin temas muy pronto.

MIÉRCOLES, 14 DE OCTUBRE. Los piratas deciden restringir las conversaciones al mínimo. Nunca estamos solos. Siempre con los secuestradores. Siempre armados. Día y noche. Utilizan kalashnikov, bazucas y pistolas. Se pelean constantemente por nuestras cosas. Dejan las armas en el suelo y se lían a puñetazo limpio.

16 AL 22 DE OCTUBRE. Tercera semana. Quieren presionar al Gobierno. Y destruirnos. Íker, el capitán, ha dejado de probar alimentos. El chaval tiene 29 años -podría ser mi hijo- y está muy disgustado. A los piratas se les escapan los tiros por nada. "Hay que comer", le regaño. Le echo una bronca terrible. Ha adelgazado demasiado. No me dejan ducharme. Estoy sucio. Apesto.

No nos dejan salir del puente de mando. Nos amenazan con fusiles. No nos respetan, tratan mejor al resto de la tripulación, nos humillan. Como ven que está delicado y débil, le maltratan más. No hace falta hacerles nada para que aireen las armas. Un camarero esta barriendo el puente y se acerca demasiado a un pirata. Cuando se da cuenta, ya tiene un arma en la sien.

UN MES DE SECUESTRO. Nuestra venganza. Entre el capitán y yo les ponemos apodos a cada uno de los bucaneros esos. El Cicatriz es uno. Nos trata de impresionar... y lo consigue. Una bala le marca la cara desde la parte alta de la nariz hasta el final de la frente. Tiene otra alojada en la espalda. La he tocado.

Nos ha dado a entender que ha matado a 45 personas. Me enseña una grabación de vídeo de su móvil. Se ve cómo a un tío lo sacan del coche y le disparan a sangre fría.

Ése no es el único personaje. También está 'El Dedos', porque le faltan tres. O 'El Barbas', idéntico a Bin Laden. Otro es 'El Choriz'o, porque no para de robar todo, le roba incluso a su gente. El peor es 'El Jefillo' o 'Hijo de Puta'. Nos tortura y humilla. Por él me atan y no me sueltan. Quiero ir al baño y no me dejan. Me meo encima. Se ríen de mí.

SÁBADO, 7 DE NOVIEMBRE. Una de las experiencias más tristes de mi vida. Tomamos contacto con el barco secuestrado 'Ariana'. Dos mujeres y una niña dentro. Nos sirve para saber que hay quien lo está pasando peor que nosotros. La madre de la pequeña suplica que me lleve a su hija. No lo hago. Le damos fruta, pescado, alimentos y las pocas medicinas que tenemos. La cocinera del barco, embarazada por los piratas, tuvo un aborto y esta mal. Necesita tratamiento médico urgente. Tiene una infección grave.

FIN. MARTES, 17 DE NOVIEMBRE. Anoche vino mucha gente que nunca antes había estado en el barco. Cuento 63. Llega el dinero y se lo reparten en el salón de oficiales. No vimos llegar el rescate porque nos mandaron a babor y la maniobra se hizo por estribor. Los jefes se van muy rápido. Antes de partir nos advierten sobre unos piratas que no son de su banda y que pueden secuestrarnos de nuevo. El contramaestre y un marinero levantan el ancla. Victoria. Cuando se va el último, ordeno ir a toda velocidad. Llama el maquinista para advertir que se puede parar el motor. '¡Pois que pare!', le digo. Voy a mi cuarto. Destrozado. Sin nada. Pero le he ganado una batalla a los carroñeros. Se han dejado un reloj Tag Heuer debajo de unos papeles. Duermo. Cuatro horas seguidas. Más que en todo el viaje. Nos enteramos de la mentira del desembarco de los tres compañeros. Sólo los metieron en una zodiac, los desplazaron 800 metros y los escondieron en el barco. ¡Era un montaje!

Detrás de la celebración aún pienso en el compañero al que se le murió la mujer durante nuestro secuestro. Y en la niña de 12 años que vive en un barco secuestrado.

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